ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Las estrellas españolas que nacieron en la crisis
Siempre pendientes del relevo, con miedo a que las medallas se agoten por falta de nuevos bríos, el deporte español responde con fuerza, títulos y dominio en categorías inferiores. Una generación de triunfadores veinteañeros en las pistas impulsa la esperanza para los próximos Juegos Olímpicos, Mundiales, Europeos y más allá, porque tienen el único límite de su propia ambición.
A imagen de aquellos a los que pedían autógrafos hace poco, pero con sus propias huellas imborrables ya en marcas y podios, son deportistas que han crecido en plena crisis y a pesar de ella. De 2011 a 2012, el presupuesto para las federaciones bajó de 73 a 53 millones, cuando estos jóvenes comenzaban a pensar en el deporte como algo más que una diversión extraescolar. Algunos de los que brillan hoy por todo el mundo ni siquiera tienen ningún recuerdo de Cobi, pero sí han crecido con ese espíritu competitivo con origen en Barcelona 92.
Por fortuna para España, también han madurado conscientes de que el deporte es más sacrificio en el tartán que nóminas a final de mes. La juventud les otorga el descaro de retarse a sí mismos cada día, y los frutos se reflejan en el palmarés colectivo de una variedad de deportes que renuevan las esperanzas. Son campeones júnior de judo o remo; debutantes en grandes ligas a edades adolescentes en fútbol o baloncesto; conquistadores de marcas que dejan sin habla a veteranos en natación o atletismo; duros rivales sin
respeto por la experiencia del que tienen al lado en tenis o ciclismo. Ofrecen energía y calidad por todo el mundo, cada fin de semana y en un abanico inagotable de disciplinas.
«Hay que cuidar el futuro del deporte español. A competir fuera se va con dinero. Para ir a una concentración necesitamos dinero. El hecho diferencial del último ciclo olímpico es que, ante la bajada del dinero público, el dinero ha salido de otros sitios», exige siempre Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español. Al sacrificio, trabajo y predisposición de los atletas, se han ido uniendo nuevas ideas y recursos para que el talento no se vea interrumpido por la crisis. Así, las familias apostaron por las estrellas de sus casas, recayendo en los ahorros gran parte de los viajes o concentraciones, como ocurre en algunas de las selecciones de hockey. Pero también colaboran programas de micromecenazgo o de empresas como Podium, que tratan de paliar la falta de recursos donde más se nota la caída de ingresos: en las raíces.
Recuperar las bases
Estos deportistas cuentan con menos recursos económicos, pero muchos más referentes en los que fijarse. Y no solo entre los medallistas consagrados, sino también en esos coetáneos que han sabido encontrar su lugar en el mundo olímpico absoluto. Ejemplo es Marcus Cooper Walz. Becado de Podium, el palista, que todavía no podía optar a beca ADO (ayuda al deportista olímpico), pudo entrenarse, salir a diferentes competiciones y conseguir las marcas necesarias para acudir a los Juegos de Río 2016. Una vez allí, logró el oro. Con 21 años. «Es un programa imprescindible para entender los éxitos del deporte español en los últimos años», corrobora Blanco. Y los de los próximos.
Otro que ya vuela solo gracias al apoyo de estos últimos años es David Sánchez, que se proclamó el miércoles doble bronce en el Europeo de Bucarest de halterofilia. Y con 19 años, Laura Martínez quiere recorrer ese mismo camino: ya apunta a todo para Tokio 2020, con su subcampeonato del mundo júnior en judo.
Otros, como Hugo González, han decidido pulir sus encantos fuera de España, con más garantías en infraestructuras y tiempo de dedicación de lo que hoy se le puede ofrecer en casa. Esther Briz seguirá sus pasos hacia Estados Unidos para poder remar todo el año hacia mayores éxitos, impulsada la zaragozana por el oro mundial juvenil. También las federaciones intentan recuperar el tiempo y el dinero perdidos, sobre todo, para que no se pierdan en el camino. Una exigencia que llega de la absoluta y que defiende, entre otros, Sergio Scariolo: «El deporte es una herramienta educativa y formativa». El seleccionador se enorgullece de lo que crece por debajo, con un Ousman Garuba que despunta con 16 años en la Liga EBA. Son los nuevos aires del deporte español.