ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
No hay paz sin libertad
Cuando se enteró de que iban las cámaras para grabar a Boadella y de que el pueblo iba a salir en la tele, a la alcaldesa de Jafre le faltó tiempo para redactar una circular informativa –la primera en lo que va de año, con lo que ha llovido en el Bajo Ampurdán– en la que pedía a sus vecinos que fueran respetuosos y evitasen «cualquier acción en detrimento del pueblo y de los participantes». Que se quedaran en sus casas y quietos, vamos, tapados hasta que pasase la tormenta y los reporteros recogieran sus equipos. La consigna ayer en Jafre era «demostrar una vez más que somos un pueblo firme y pacífico». Como en el País Vasco sometido por los engranajes de la máquina de ETA, la palabra libertad desaparece de una localidad consagrada a la paz y el silencio, valores supremos del totalitarismo.
«Boadella lárgate», han escrito a la entrada de un pueblo en el que ya no dejan vivir al fundador de Els Joglars, cómico sometido desde hace años a una campaña de acoso que no persigue sino el desistimiento que antecede al abandono y la deslocalización personal. En Jafre fabrican paz, ayer metidos en sus casas, escondidos de unas cámaras cuyos objetivos no captan ese odio, invisible, opresivo, que amedrenta y empuja hacia fuera.
Pocos documentos como la circular informativa del Ayuntamiento de Jafre concentran en tan pocas líneas y palabras el ideario y la praxis del nacionalismo. Ni una sola llamada a la libertad. Todo es recogimiento en Jafre, localidad que al por menor, porque son muy pocos, destila y exporta la sustancia que pervierte la democracia y envenena la convivencia. Boadella es muy libre para irse de un pueblo cuya alcaldesa se conforma con que haya cada vez más paz y silencio.