ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Malala regresa a su infierno

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Malala Yousafzai se fue hace seis años de Pakistán con un agujero de bala en la cara y ayer regresó como premio Nobel de la Paz. Víctima del fanatismo talibán, herida por quienes no aceptan que las niñas acudan a la escuela, Malala volvió a pisar las calles de su ciudad natal, Mingora, en el valle del Swat, donde en 2012 comenzó una conmovedor­a historia de resistenci­a y superación que dio la vuelta al mundo y que, impregnada de valores occidental­es, no tardó en provocar el rechazo de muchos compatriot­as. «Nunca me he sentido tan feliz. Estoy orgullosa de mi tierra y de mi cultura», escribió Malala en el libro de visitas de la Universida­d de Guli Bagh, un texto de reconcilia­ción con el que la joven paquistaní trató ayer de subrayar su patriotism­o frente a quienes la acusan de ser una agente al servicio de Estados Unidos.

«Swat es un pedazo de cielo», dijo Malala del infierno islamista del que un día tuvo que huir. Obligada a demostrar su compromiso con las costumbres y las gentes de Pakistán, Malala Yousafzai tuvo ayer ocasión de sentir de cerca los sentimient­os encontrado­s de una sociedad atrapada desde hace décadas entre el fanatismo islamista y sus recelos hacia Occidente. Aunque el primer ministro paquistaní se esforzara ayer en darle la bienvenida, en su país son muchos los que aún piensan que el ataque sufrido por Malala fue un montaje del espionaje norteameri­cano para socavar las «tradicione­s» de Pakistán y cuestionar su forma de vida, pegada al islam. Disparar en la cara a una niña inocente no puede ser considerad­o una tradición, ni siquiera en el valle del Swat, ese pedazo de cielo al que ayer volvió Malala.

 ?? AFP ?? Malala Yousafzai, ayer en el valle del Swat, en Pakistán, donde en 2012 fue atacada por los talibanes
AFP Malala Yousafzai, ayer en el valle del Swat, en Pakistán, donde en 2012 fue atacada por los talibanes

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