ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Valverde reservó al astro, con la vista en la Champions

- SERGI FONT BARCELONA

Se quedaron sin argumentos en Argentina cuando vieron que Leo Messi se sentaba en el banquillo en el Sánchez Pizjuán. Las molestias que le impidieron jugar con su selección eran reales y Ernesto Valverde decidió no arriesgar su estado físico pensando en el futuro inmediato, que no es otro que el partido de Champions ante la Roma. Lo mascaba el técnico, que confesó que miraba de reojo el duelo del miércoles y decidió aprovechar el colchón de puntos en la clasificac­ión para reservar a su gran estrella para que trate de resolver la eliminator­ia europea en el partido de ida en el Camp Nou.

Desde el banquillo, Messi asistió impotente a los goles de Franco Vázquez y Muriel, y se removía incómodo poco acostumbra­do a la suplencia. Finalmente disputó la última media hora. Actuó de revulsivo para los culés en los primeros minutos pero su actuación no destacaba. No obstante, una de las caracterís­ticas inherentes de los cracks es que son capaces de decidir un encuentro con una mínima oportunida­d. Dos minutos le sirvieron al Barça para desbaratar todos los méritos del Sevilla gracias a Suárez y Messi.

Los azulgranas salvaron la primera derrota liguera de la temporada y los de Valverde pueden optar ahora a igualar un registro que está en poder de la Real Sociedad desde la temporada 1979-80, cuando encadenó 38 partidos consecutiv­os sin perder. «Es una demostraci­ón de que el equipo está fuerte. Messi sigue demostrand­o lo que es y el equipo no bajó los brazos en ningún momento. Conseguimo­s un empate de orgullo», explicó Luis Suárez, que marcó el primer gol del Barcelona.

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