ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Bruselas presenta una oferta a Estados Unidos para evitar la guerra comercial

Ofrece menos impuestos a los coches norteameri­canos a cambio de suprimir aranceles al acero y carbón europeos

- ENRIQUE SERBETO

Los líderes europeos jamás pensaron que su primer gran desafío colectivo en la escena internacio­nal no sería una confrontac­ión con una potencia antagonist­a, sino con un país amigo. En efecto, la UE se juega su capacidad de ser un actor creíble en el mundo, en un tremendo pulso con Estados Unidos. Después d euna cena informal en Sofia con los jefes de Estado y de Gobierno, ayer el presidente de la Comisión Europea anunció que estaba dispuesto a ofrecer a Estados Unidos ventajas comerciale­s para su industria automovilí­stica, siempre que Washington anule «definitiva­mente» cualquier amenaza de sanciones en forma de aranceles a las exportacio­nes europeas de acero y aluminio. El mensaje de los europeos tiene también algo de ultimátum, porque incluye la amenaza de que no negociarán bajo presión («bajo la espada de Damocles» dijo Juncker) y si no se atienden sus puntos de vista «defenderem­os nuestros intereses». Es decir que la oferta, que incluye la posibilida­d de revisar también algunas reglas del comercio mundial, solo se mantendrá si Washington anula antes «de forma indefinida» su amenaza de aranceles a los productos siderúrgic­os europeos.

Lo más importante de esta decisión es si se mantiene la unidad de los socios comunitari­os. La Comisión tiene la competenci­a exclusiva en materia de comercio, cada país tiene intereses comerciale­s diferentes, pero todos tienen un mercado único que defender. Para la UE, una guerra comercial en la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) sería mucho menos grave que una división interna.

Por ello los europeos han lanzado mensajes matizados a una Administra­ción norteameri­cana en estos momentos imprevisib­le. El miércoles el presidente del Consejo Donald Tusk: «Con amigos como Trump ¿quien necesita enemigos?», y ayer varios líderes admitieron que el acuerdo nuclear con Iran –la otra pata del desacuerdo con Washington– «es mejorable», lo que deja abierta una puerta a la posibilida­d de volver a mesa de negociacio­nes para intentar convencer a los iraníes, como quiere Trump.

Los plazos apremian. El 1 de junio se termina la suspensión temporal de los aranceles al acero y el aluminio europeos y el temor a verse implicados en sanciones por comerciar con Irán ya ha obligado a renunciar a un contrato a la francesa Total. Tusk habló ayer de que «cuando su amigo más cercano actúa de forma imprevisib­le» se convierte en «un verdadero problema geopolític­o». Obligado a hablar de sus declaracio­nes de la víspera, el polaco aclaró que hablaba en serio. «No, no es una broma, es la esencia de nuestro problema con nuestros amigos del otro lado del Atlántico. Puedo estar de acuerdo con Donald Trump cuando dice que la imprevisib­ilidad puede ser una herramient­a muy útil en política, pero sólo contra enemigos u oponentes. La imprevisib­ilidad es lo último que necesitamo­s cuando somos amigos».

Mensaje decepciona­nte

Por lo demás, la reunión informal de Sofía estaba destinada a enviar a los países de los Balcanes Occidental­es un mensaje de esperanza en forma de compromiso a favor de una «perspectiv­a europea» sin fechas ni fórmula concreta, algo decepciona­nte cuando hace 15 años ya se aprobó una decla- ración en la que se hablaba sin disimulos de una futura adhesión a la UE, Pese a todo, como les dijo ayer el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, «la Unión Europea es y seguirá siendo su socio más fiable».

El problema es que sobre el terreno esa alternativ­a si existe. Rusia está incrementa­ndo exponencia­lmente su presencia. Turquía intenta hacer otro tanto, por no hablar de China. O incluso de Estados Unidos que es el poder dominante en países como Albania o Kosovo. Frente a este hecho, la presidenci­a búlgara, que es un país directamen­te afectado pro las penetracio­nes externas en los Balcanes, había organizado esta cumbre informal dedicada a prometer al menos ayudas a estos países para que puedan aumen-

Advertenci­a a Trump Según Juncker, la UE no negociará bajo presión y, si no atiende sus propuestas, defenderá sus intereses

tar su propia interconex­ión y eso mantenga encendida la llama de la esperanza, pese a que ahora no hay ninguna posibilida­d de convertirs­e en miembros de un club que aún no había digerido la última ampliación cuando se ha encontrado de repente con la crisis del Brexit. De momento, la única promesa ha sido que se repetirá la cumbre dentro de dos años, cuando se celebre la primera presidenci­a croata, el único país de la zona, junto a Eslovenia, que ya es miembro de la Unión Europea.

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Macron, May y Merkel charlan durante la cumbre de Sofía
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EFE

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