ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
«El paisano», una humilde vuelta al pueblo en clave de comedia
Pablo Chiapella pasará 48 horas con los vecinos de varios municipios rurales en el nuevo espacio de La 1 (hoy, 22.10)
«Para mí, el pueblo es un mundo sabio, auténtico y divertido. Ahora vivo en Madrid, pero el cuerpo me pide pueblo. Vosotros ya me conocéis, ahora me toca a mí conoceros a vosotros». Con esta carta de presentación abre Pablo Chiapella «El Paisano», un nuevo programa de La 1 en el que el conocido actor y cómico descubrirá, desde hoy (22.10 horas), doce pequeños municipios rurales de la geografía española. Convivirá 48 horas con sus habitantes para descubrir la esencia de cada localidad y, al final, dedicará un monólogo personalizado a sus anfitriones.
«Lo que diferencia a este programa es la humildad y sinceridad con la que nos acercamos a cada lugar», explica Chiapella. A bordo de su Jeep ochentero –«aunque podría haber vuelto rodando de lo que he comido», bromea– pasará por Burgui (Navarra), Almonaster La Real (Huelva), Canillas de Aceituno (Málaga), Calabardina (Murcia), Sotés (La Rioja), Torrellas (Zaragoza), Tazones (Asturias), Artenara (Gran Canaria), La Alberca (Salamanca), Motilleja (Albacete), Cofrentes (Valencia, al que dedicará dos programas) y Sardiñeiro de Abaixo (A Coruña). «A veces tenemos una perspectiva muy urbana y eso es un error. Nosotros vamos a cada lugar con la admiración que nos debe merecer, y conocemos a gente maravillosa», cuenta el productor ejecutivo Raimon Masllorens, que comenzó a adaptar este formato danés («Comedy on the edge») a la televisión catalana TV3 en 2013.
El requisito principal para que «El Paisano» hiciera escala en una localidad era que tuviera menos de 1.000 habitantes y un puñado de buenas historias que contar. A partir de ahí, Chiapella, sin un guión predefinido, cogía a la primera persona que se encontraba y comenzaba a preguntarle sobre su vida en el pueblo. Entonces, empezaba la convivencia con sus nuevos paisanos. «No solo me han tirado al pilón, desde el cariño», recuerda entre risas. «He cogido cangrejos, he hecho rafting, he montado en dromedario, he ido a recolectar miel de abeja... de todo».
No dormían en lujosos hoteles, sino en el pueblo, en casas que incluso les abría la gente. La popularidad de su personaje en «La que se avecina», Amador, les ha ayudado en este sentido. «Creo que he logrado sacarle partido, aunque a veces ha sido duro», plantea Chiapella. Y añade: «Aunque Amador sea un desgraciado, el público lo ha recibido con cariño, y eso de primeras ayuda. Luego no me cuesta nada no ser Amador, la gente entiende que es un personaje, que quien está con ellos es Pablo y entonces te empiezan a contar. Eso sí, luego quieren una foto, conocerte... Aunque como en el programa estoy para ellos me ha ayudado».
De sus andanzas rurales sacaba el material para su monólogo final, un discurso «lleno de emociones», no todas en clave de humor. «Igual contamos un chiste que hablamos de una pérdida brutal, y como todos se conocen y son una piña, se crea un clima especial», recuerda el cómico, que aún se manda Whatsapps con algunos de sus anfitriones.
Adiós a los tópicos
En estos meses de rodaje que comenzaron en septiembre Pablo Chiapella y su equipo han desterrado todos los tópicos preconcebidos que tenían sobre el carácter de los distintos pueblos de España. «Se me han caído los esquemas. Piensas que en el Norte son más cerrados y a la hora se abren como el que más, y luego en el Sur, entre palmas y risas te encuentras el drama más real. Por eso he aprendido que hay que salirse de lo preconcebido y escuchar desde cero», afirma el actor.
Pero no es la única enseñanza que ha sacado del mundo rural: «Nos falta ayudarnos, escucharnos, sentirnos parte de algo. A veces en la ciudad ni siquiera conocemos al vecino de enfrente», sentencia Chiapella. «Hay una clara vocación de servicio público. No queremos dejar de lado la vida del pueblo; esta es nuestra España», zanjan desde TVE.
Vividor rural Chiapella: «Creo que he logrado sacarle partido a la popularidad de Amador (“La que se avecina”)»