ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El patriarca del clan

- ZORAIDA RIAL SANTIAGO

Tiene 86 años y hace más de treinta que en toda la ría de Arousa se le conoce con el apodo de «O Vello». No obstante, su extenso historial delictivo y su carácter de persona fría, distante y vengativa ha hecho que la Policía considere a Manuel Charlín Gama (Vilanova de Arousa, 1932) todo menos un entrañable jubilado. Señalado como el líder del clan más peligroso de Galicia, tanto él como la mayor parte de los miembros de su familia han protagoniz­ado algunas de las páginas más negras de la historia del narcotráfi­co en su región. La última, esta misma semana, cuando el patriarca de los «Charlines» y su hijo Melchor eran detenidos y posteriorm­ente puestos en libertad tras la macroopera­ción policial Barranca Bermeja, que logró intercepta­r en alta mar un alijo de dos toneladas y media de cocaína que viajaba en dirección a las costas gallegas.

Tabaco, hachís, cocaína...

Hijo de un marinero y una mariscador­a, con apenas 25 años Manuel Charlín cambió las redes y los aparejos de pesca por el contraband­o de aceite, café, medicament­os y todo tipo de productos que él y sus colaborado­res introducía­n desde Portugal. Sus contactos con el país vecino fueron cruciales para dar el salto del estraperlo al tráfico de tabaco de la mano de Vicente Otero (Terito). Después llegaría el hachís, los vínculos con las grandes mafias colombiana­s, y la tentación de sobrepasar la «línea roja» que para muchos suponía el tráfico de cocaína.

Frente al carácter afable y campechano que proyectaba­n sus compañeros Laureano Oubiña o Sito Miñanco, la trayectori­a de «O Vello» pronto empezó a estar salpicada por la violencia, los ajustes de cuentas y la sangre. De hecho, uno de los primeros episodios que lo llevaron a pisar la cárcel tuvo lugar en el año 1982, cuando fue detenido por golpear y encerrar en una cámara frigorífic­a a un camionero de Valladolid que le debía 17 millones de pesetas a raíz de una descarga de tabaco.

Su detención más sonada tuvo lugar a raíz de la famosa Operación Nécora, en 1990, aunque tras la celebració­n del juicio cuatro años después el patriarca de los Charlines fue puesto en libertad sin cargos. Charlín se presentó como un hombre humilde, sin estudios, sin autoridad entre los suyos y totalmente desvincula­do de cualquier negocio turbio. «Hubo que meterme a mí en la cárcel para decir este es el jefe, este es el dueño, es el clan. ¿Pero clan de qué? Si no soy ni el clan de mi familia», respondió el patriarca durante la vista, en la que se afanó en explicar que cuando hablaba con clientes colombiano­s de atún blanco y atún negro no se refería a la cocaína y al hachís, sino a la mercancía de su fábrica de conservas.

La alegría por salir limpio de la macrocausa le duró exactament­e seis días, los que tardó en volver a entrar en la cárcel a raíz de la muerte del narco arrepentid­o Manuel Baúlo, asesinado a tiros por cuatro sicarios colombiano­s en su casa de Cambados tras delatar a los Charlines en sede judicial. Solo un año después, en 1995, el juez Baltasar Garzón ordenaba de nuevo su ingreso en prisión por organizar el transporte

Violencia La historia de Charlín está salpicada por la violencia, los ajustes de cuentas y la sangre En 1990 Su detención más sonada fue a raíz de la Operación Nécora y el juicio tardó cuatro años en celebrarse

en barco de un alijo de 600 kilos de cocaína desde Colombia hasta las costas gallegas, delito por el que fue condenado a 20 años de cárcel. Entre rejas sufrió un nuevo revés judicial que atacó esta vez a la fortuna que tanto él como su familia habían logrado amasar con sus negocios. En concreto, Manuel Charlín fue sentenciad­o a 15 años de cárcel y una multa de casi tres millones de euros por blanqueo y fraude fiscal, aunque en 2010 la aplicación de la doctrina del Tribunal Constituci­onal que facilitaba la refundició­n de las penas al cumplir más de una condena hizo posible su salida prematura de prisión con 78 años.

En la ría de Arousa pocos se sorprendie­ron al volver a ver esta semana el nombre de Manuel Charlín en las portadas. «Tiene una adicción, una ambición desmesurad­a y ningún tipo de escrúpulos», insisten fuentes de la lucha contra la droga tras conocer su último episodio delictivo.

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EFE Manuel Charlín, tras ser puesto en libertad con cargos

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