ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El gran cambio es la progresión de grado de forma generalizada
Hasta hace un año la gran mayoría de presos etarras estaban clasificados en primer grado penitenciario: el régimen cerrado, el más duro, y en el que permanecían durante casi toda su condena, dado que seguían sometidos a la disciplina de la banda terrorista y no admitían la legalidad penitenciaria. Tras votar más del 70 por ciento aceptar la legalidad, el siguiente paso ha sido recurrir su clasificación y por tanto, la progresión de grado, una condición indispensable para el acercamiento al País Vasco. Así ha ocurrido en los casos en los que ya se han ordenado dichos traslados, además de otros factores como haber cumplido las tres cuartas partes de la condena o estar próximos a cumplirla, como el caso de Gómez Ezquerro trasladado hace dos semanas desde La Coruña a Asturias. Cumple las tres cuartas partes en abril. Esta progresión de grado generalizada hacia un régimen ordinario es la gran revolución que se ha producido en el colectivo de los presos etarras: 92 casos, casi la mitad del total. La obtención del segundo grado, en cumplimiento de la legalidad, permite al reo seguir progresando hasta el tercer grado, siempre que se cumplan las condiciones previstas en la Ley General Penitenciaria: desvincularse de ETA, rechazar la actividad delictiva, pagar la responsabilidad civil y pedir perdón a las víctimas.