ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Con tal de no perder los privilegios
Seguro que hay gente que protesta con motivos y razón. Faltaría más. Pero me da que el movimiento de los chalecos amarillos en Francia es una enorme filfa, perfectamente organizada con tal de no perder privilegios, subsidios y prebendas. Y me duele especialmente porque pertenezco a aquella generación que estudió francés hasta la Universidad.
Como describe el maestro Quiñonero, asistimos a una franquicia con multitud de sucursales: ultraderecha, ultraizquierda, sindicatos de lo que sea, estudiantes porque sí y algunos vagos; por ejemplo, uno de los líderes del movimiento, un tal Jean François Barnaba. El semanario «Nouvel Observateur» ha publicado que Barnaba, de 62 años y de gran talento como orador, gana 2.600 euros netos al mes del erario público, sin haber dado un palo al agua, desde 2008. El líder dejó de «trabajar» hace diez años como funcionario. Desde entonces está «momentáneamente privado de empleo». Barnaba reconoce que desde 2008 le paga el centro de gestión departamental, organismo responsable de la reclasificación de los empleados privados. El último puesto que ocupó fue el de director de Cultura, Turismo y Patrimonio, hasta finales de 2007, en Indre, en la región de Centro-Valle del Loira. Llámeme mal pensado, pero este no ha doblado el lomo en su vida. Y ahí le tienes. Y a miles de franceses, que le siguen como al profeta de «La vida de Bryan». Sólo que con violencia.
Francia es un estado anticuado, subvencionado, público hasta lo prehistórico y, al parecer, imposible de modernizar. Sólo así se explica que ni siquiera Macron pueda hacerlo. Sólo por eso, por seguir viviendo como monsieur Barnaba, la ultraderecha de Le Pen –eso sí que es neofascismo–, la ultraizquierda y los habituales de las
banlieue se calzan el chaleco. ¡Ah! Y por otra cosa. Otro denominador común que les une: el antieuropeísmo. ¿A que nos suena?
PD: La Policía francesa detuvo, sólo ayer, a más de mil alborotadores. Igualito que aquí. Que una pandilla de perroflautas te cortan la autopista AP-7, «indefinidamente», y casi, casi, los Mossos tienen que llevarles el bocata y la cervecita.