ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El manjar transformó el destino de este enclave agrícola
Jorge Redón (PSOE) lleva cuatro años rigiendo su pueblo. Vino del ruido ensordecedor de Barcelona, acompañado de mujer e hijos, al tranquilo refugio de la trufa. Y es obvio que se presenta a la reelección porque «vende» las bondades de su candidatura. Alumbrado público LED, sistema de regadío social, asfaltado, desagües, residencia de ancianos y otros servicios son los que, en modo indirecto, está proporcionando un sector boyante como el de la trufa a un municipio con un presupuesto de 1,15 millones de euros. En menos de tres años, tendrán el «primer museo de la trufa del mundo –se relame–, un centro de interpretación».
Redón no perdona ni la hora del almuerzo, en el bar Reflejos, ni la convivencia con sus paisanos una vez cierran las puertas del Consistorio. Amable, en su despacho, departe con ABC de la necesidad que tiene esta zona de generar oportunidades para la gente joven. Y la trufa lo ha conseguido. Parejas, como la de Estefanía y Marius, han logrado quedarse para formar una familia. Con todo lo que ello supone para una comarca herida de muerte por la despoblación y el abandono. Hay ingenieros, albañiles o camareros reconvertidos en truficultores para que trabajar donde quieren estar no requiera un esfuerzo hercúleo. «Si mis hijos venden en el futuro las carrascas, los mato», bromea Estefanía, aunque «nadie sabe qué puede pasar con la trufa en 40 años. Hay que estar preparados para lo que venga. Igual que se agotó la trufa silvestre...», enfatiza con sensatez.