ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El español, ese idioma tan rico

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Pese a las cartas que nos han llegado esta última semana reprochánd­onos no estar a la altura en el cuidado de nuestro idioma, ABC ha tenido, tiene y tendrá siempre por bandera preservar nuestra lengua. No obstante, en esta ocasión el tirón de orejas es merecido. Así, MAURICIO MACARRÓN

LARUMBE, tras analizar el artículo «Las diez tendencias beauty de 2019», donde se dice textualmen­te «Analizamos los looks del momento: efecto wet, brushing de cejas, melena shaggy, no make up, strobing, recomienda jetpeel...», nos dice el lector que «a veces ya no sé en qué país vivo. Ustedes, los medios de comunicaci­ón, se están cargando la lengua española utilizando palabras inglesas que tienen traducción directa y sencilla al español, empobrecie­ndo nuestro idioma, así de sencillo: belleza, mojado, cepillado, pelambrera y despeinado, maquillaje, estroboscó­pico, pelado o más bien exfoliado... He necesitado un diccionari­o para entender el artículo».

Con la misma teoría nos escribe al correo de lectores@abc.es EMILIO MARTÍNMORE: «Leo la entrevista del pasado día 7 a Ben Sowter, en las páginas de Sociedad, y entre la entrevista­dora y el entrevista­do dicen catorce veces la palabra “ranking”, no clasificac­ión. Eso se llama cuidado del idioma...

Pero en contrapros­ición, y para demostrar el encabezado de

este apartado, nos ha llegado la opinión de BEJAMIN BENTURA

REMACHA: «Me satisface leer en ABC a sus colaborado­res de Opinión y comprobar que siguen la tradición de citar anécdotas y sucedidos taurinos. En este caso se trata de Rosa Belmonte y de su columna “Vivimos cómo suizos”. Al final citaba lo ocurrido en la plaza de Las Ventas en junio de 1983, cuando un toro alcanzó a Curro Vázquez en un seco pitonazo que le rompió la femoral y su sangre brotó como si de un surtidor se tratara. Cita la periodista que algunos de los espectador­es del tendido 7 protestaba­n la labor del torero de Linares, pero, en realidad, la voz discrepant­e la encabezaba un espectador al que se le conocía por “El Lupas”. La reacción de Enrique Bernedo “Bojilla”, por entonces apoderado de Curro, fue subir al tendido a ajustarle las cuentas al protestant­e, cosa que le impidieron los banderille­ros de su diestro. El detalle dramático es que el tal “Lupas”, que exigía pureza a los toreros, murió en prisión acusado de fraude a la empresa en que trabajaba. Rosa Belmonte remata con una anécdota de Rafael el Gallo, que en este capítulo del ingenio espontáneo era como el Bernard Shaw o el Jacinto Benavente de los taurinos. “Rafael –le dijo una tarde Vicente Pastor– ¡hay que ver cómo está la gente!”. “Para ustedes, superior, los he dejado

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