ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Si se aplicara más deporte en la política nos iría mejor»

Joan Cañellas Jugador de la selección de balonmano

- LAURA MARTA

Asentado como profesiona­l y padre, analiza sus once años en la selección, la madurez del grupo y el sueño de culminar con una medalla en Tokio

Observa el mundo como analiza el juego: con calma y desde todos los prismas, para soltar el brazo y la lengua en latigazos de frescura y honestidad. Joan Cañellas (Barcelona, 1986) reflexiona con ABC sobre el paso del tiempo, sus objetivos personales, la política y la paternidad. Y de la importanci­a de las decisiones que lo han llevado, una vez más, a defender los colores de España en el Mundial de Alemania y Dinamarca con un grupo que ha crecido junta en lo bueno y en lo malo. Hoy toca Islandia, que el viernes cayó contra Croacia.

«Todo en orden. Contento. A todos los niveles, tanto físico como mental. La temporada está siendo muy positiva. Cuando en el club vas bien, te sientes cómodo e importante, siempre influye en la selección porque arrastras todo lo que has hecho. Si no es así, es muy difícil cambiar la dinámica», relata sobre su puesta a punto para este Mundial en el que parten como el rival más fuerte tras lograr el oro europeo el año pasado. El cuadro los ha dejado en el lado «divertido», con Alemania, Croacia y Francia, pero peleará por esa segunda estrella en el pecho tras la lograda en 2013 en Barcelona, cuando Cañellas no era este Cañellas: «Era una época diferente. Ese Mundial, yo, y todo el bloque, estaba en una edad propicia para demostrar que estábamos en nuestro mejor momento. Pensaba más en meter goles o ser más incisivo al ataque. Ahora estamos en una edad más experiment­ada en la que dejas de destacar tanto en lo individual y contribuye­s más en lo colectivo. Piensas en jugar bien, dentro del orden táctico, y colaborar, no cometer errores. La rebeldía pasa a ser prudencia, en el buen sentido. Hemos madurado como equipo».

Hoy es el padre feliz de una niña de dos años y con otra en camino. «Talant Dujshebaev, a quien tuve de entrenador, siempre decía que cuando un jugador es padre, su rendimient­o cae en el primer año. Me quedé con esa frase e intenté que no me pasara, que no me influyera en mi actividad laboral. No sé si lo he conseguido, pero intenté que no se reflejara nada en la pista porque lo que más influye cuando eres padre es el cansancio —sonríe—. Antes tenía más tiempo para dedicarme a mí mismo, y ahora hay que compartirl­o. Y eso lleva un desgaste. Pero también te recompensa, claro, si no, sería estúpido tener hijos». No solo su vida personal ha tenido giros de guion. Su eterna búsqueda por ser mejor y dar lo mejor de sí mismo lo llevó a un periplo con más sinsabores que alegrías, con proyectos que no terminaban de encajar con sus aspiracion­es de juego, como en el Kielce alemán, o económicas, con los impagos del Vardar macedonio.

Los Juegos como fin

Por eso resalta la importanci­a de no haberse perdido un gran campeonato con la selección desde hace once años. Aunque note que el tiempo pasa y pesa cuando debe cumplir con entrenamie­ntos y concentrac­iones en fechas navideñas. «Llevo tiempo fuera de España y esos momentos familiares se echan de menos. Pero estar en la selección habla bien del trabajo que realizo y de las decisiones que he tomado con los clubes, buscando los más competitiv­os que me han ayudado a seguir aquí». Por fin ha encontrado un plan que casa con su filosofía de juego y de vida como profesiona­l. Afirma, y se le nota, que se siente a gusto en el Pick Szeged húngaro. «Parece mentira, pero estoy realmente contento a pesar de los últimos cambios. Es un sitio mucho más tranquilo en cuanto a competició­n. No como en Alemania. Y en cuanto al ambiente que lo rodea. No como en Macedonia».

Un Cañellas en paz que quiere volver a ser el revulsivo que decante el partido cuando se atasque el equipo. Y, sobre todo, que pueda ayudar a España a llegar a la cima del Mundial, una medalla que esconde, además, el objetivo máximo de este grupo campeón: una plaza para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. «¡Desde luego que pensamos en ello! Creo que todos los que estamos aquí pensamos en Tokio. Muchos de nosotros no pudimos estar en Río, y creíamos que era una ocasión inmejorabl­e. Algunos, cada vez menos, estuvimos en Londres y nos quedó ese sabor tan agrio después de la eliminació­n con Francia. Tokio es lo que nos motiva para aguantar en la selección. Creemos que tenemos que estar en esos Juegos sí o sí». ¿Será el fin de este grupo? «Es un tema tabú porque muchos lo tenemos en la cabeza, pero aún lo vemos lejos. También veremos cómo se llega a ese momento. A esta generación que hemos ganado tanto el Mundial como el Europeo, nos falta ganar una medalla olímpica. A nivel personal creo que sería muy bonito terminar yendo a Tokio».

Trotamundo­s observador, piensa en balonmano con los pies en la tierra y se preocupa por una situación política que vive de lejos, pero siente de cerca. «Se están extremando mucho las posiciones y eso no suele ser bueno. Tengo familia en Ciudad Real y en Barcelona y veo que en el día a día las cosas están más tranquilas de lo que quieren transmitir. Me lo dice mi familia catalana y la de Ciudad Real pregunta y se preocupa. Hay más alarma social debido a los políticos que buscan intereses para sacar votos y no debería ser así. Deberían centrarse en hacer cosas para que la gente les creyera. Si se aplicara algo de deporte en la política, los valores que del deporte y el deportista, creo que todo funcionarí­a mejor». Gol.

«Que me sigan llamando de la selección habla bien de las decisiones que he tomado, buscando siempre clubes competitiv­os que me ayuden a mejorar» «A esta generación campeona de Europa y del Mundo le falta esa medalla. Es un tema tabú porque aún lo vemos lejos, pero para mí sería bonito terminar yendo a Tokio»

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MAYA BALANYA Joan Cañellas posó para ABC antes de viajar al Mundial
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