ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Argüello pide que la reforma educativa sirva para varias generaciones
∑El arzobispo de Toledo preside en el colegio Maristas las VII Jornadas de Pastoral
Ante más de 600 personas reunidas ayer en el Salón de Actos del Colegio Diocesano «Nuestra Señora de los Infantes» de Toledo, el arzobispo primado, Braulio Rodríguez Plaza, expresó en las séptimas Jornadas de Pastoral que «tenemos una responsabilidad enorme para dar a conocer a la sociedad el amor de Dios, el amor de Caridad, que es típicamente cristiano». En este sentido, señaló que «si nosotros no lo ponemos en el contenido de la sociedad en la que estamos, la sociedad perderá mucho». Monseñor Rodríguez explicó que en estos tres días que duran las Jornadas «hablaremos de lo nuestro, del amor de Dios, y compartirlo con los demás», porque —recordando a Santa Teresa de Calcuta— «el único remedio para la soledad y el desconcierto es el amor».
El ponente de estas Jornadas, monseñor Luis J. Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de Valladolid, en su primera ponencia sobre «Una sociedad que busca el amor y la verdad: luces y sombres», destacó que «el mensaje central que queremos comunicar hoy es que Dios existe, que se nos ha manifestado y que viendo su rostro comprendamos la realidad que nos ha tocado vivir». En este sentido, afirmó que «estamos en una búsqueda permanente de ser lo que somos, humano-divinos, hemos comido hasta hartarnos del árbol de la ciencia y ahora pretendemos conocer el árbol de la vida»; por lo tanto «son muchos los asuntos que aparecen en la plaza pública en relación con la vida, la sexualidad, las relaciones personales y sociales, la ecología y la pobreza».
Por lo tanto, monseñor Argüello afirmó que «está emergiendo un nuevo orden basado en la construcción de un nuevo hombre y donde existe una mutación de la conciencia». Según monseñor Argüello «hemos pasado de estar en una sociedad en la que era imposible no creer en Dios, a una sociedad donde la libertad de cada uno acaba donde comienza la del otro, y por lo tanto el otro estorba».
Previamente, a preguntas de los periodistas antes de iniciarse el acto, Luis Argüello dijo que la propuesta de esta institución ante la reforma educativa es que «es necesario sentarse a hablar» para lograr un pacto educativo y que pueda haber una ley de educación que dure para algunas generaciones». Recordó que, en las reuniones que han mantenido con la ministra del ramo, Isabel Celaá, dejaron claro que no iban a defender «lo suyo, la clase de religión y la educación concertada, lo típico, lo que aparece siempre», sino a decir «dos cosas»: la necesidad de un pacto educativo y, en segundo lugar, que «nos preocupa la educación en su conjunto, la formación integral de las jóvenes generaciones ante los desafíos tan grandes de las nuevas tecnologías y del mundo global». Por ello, habló de la necesidad de «sentarse a hablar y que pueda haber una ley educativa que dure para algunas generaciones: ésta es nuestra propuesta y nuestro deseo».
Las dos Españas
La mayor preocupación de la Conferencia Episcopal, según explicó Argëllo, es el pacto educativo y la formación integral de los españoles y de aquellos niños que, viniendo de otros sitios también encuentran en nuestras aulas una posibilidad de formación integral».
También se refirió el secretario general de la Conferencia Episcopal y
obispo auxiliar de Valladolid al deseo de la Iglesia de que el asunto de la exhumación de los restos de Francisco Franco «no fuera una ocasión para abrir de nuevo la herida de las dos Españas». Recordó que en la Transición se vivió una «reconciliación» y que antes de la aprobación de la Constitución hubo una amnistía «para todos».
En este contexto abogó por que las medidas que se tomen «no sirvan para escarbar en viejas heridas» y recordó la canción de Jarcha «Libertad sin ira». «Hace 40 años hubo una guerra y nos parecía ya que eran coplas de otros tiempos, pues ahora han pasado 80», subrayó. Por ello, apostó por «mirar hacia adelante desde un espíritu de reconciliación, de no hurgar en las heridas y de abordar juntos los desafíos tan grandes que afectan a la sociedad actual».
Acatar la sentencia
Sobre el proceso judicial en relación a la exhumación, Argüello señaló que es un asunto que afecta a la familia Franco, al Gobierno y también a la Iglesia a través del Monasterio de los Caídos, aunque dijo que el poder de decisión «no está en manos de ninguno de los afectados», sino en los tribunales. «Como quiera que parece que no se produce un acuerdo entre quienes tienen que acordar, el Gobierno que toma la decisión y la familia que reclama sus legítimos derechos, parece que el asunto está en sede judicial y seguramente unos y otros tendremos que esperar a que el tribunal diga y desde ahí acatar las cosas».