ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
James Middleton: «La depresión es el cáncer de la mente»
Con el fin de tumbar tabúes ligados a las enfermedades mentales, James Middleton, el hermano de Catalina de Cambridge, publicó ayer una extensa carta en el diario «Daily Mail» donde se pronuncia sobre la fuerte depresión que ha padecido y de la que todavía no puede afirmar que esté curado. Ahora que comienza a verle «un nuevo sentido a la vida», Middleton confiesa que se ha sentido obligado a hablar sobre el calvario que ha vivido para respaldar el trabajo que los Duques de Cambridge y el Príncipe Harry desempeñan en la fundación Heads Together. «Ellos creen que solo podemos abordar el estigma asociado con las enfermedades mentales si tenemos el coraje de cambiar la percepción social que se tiene sobre ellas y acabar así con las connotaciones negativas».
Sostiene Middleton que ser un hombre con una vida privilegiada no le ha librado de una depresión que comenzó a «sufrir en silencio»
Su hermana, Catalina de Cambridge en 2016, después de experimentar un cuadro de estrés y ansiedad. Algo dentro de él no iba bien, estaba hundido «en un mar de desesperación» y se sentía un «fracaso». «No se trata solo de sentir que estás triste. La depresión es una enfermedad, es el cáncer de la mente», afirma.
En diciembre de 2017, después de doce meses sufriendo en silencio «un deterioro progresivo» de su salud mental, concluyó que «necesitaba desesperadamente ayuda». Reconocer que tenía un problema le aportó calma porque «sabía que había esperanza si aceptaba la ayuda de profesionales».
Sus perros, su gran apoyo
Las sesiones de terapia revelaron que Middleton arrastraba desde pequeño problemas de dislexia y un Trastorno de Déficit de Atención (TDA). Dos diagnósticos que explicaban sus problemas con las matemáticas, la lectura y la escritura. Unas dificultades que le lastraron en el colegio y le produjeron una gran frustración. «Me llegué a sentir incapaz de encajar con las expectativas sociales que había sobre mí», relata. Y añade: «No sabía que mi cerebro funcionaba de manera diferente. Si el diagnóstico y la ayuda hubieran ocurrido antes, mi vida habría sido mucho más fácil». Poco a poco comenzó a ver cómo «los rayos de luz comenzaban a penetrar en la penumbra». Su familia siempre estuvo a su lado para ayudarle: «Fue una etapa de aprendizaje para todos, donde comprendimos la compleja naturaleza de la depresión». Sus perros (Ella, Inca, Luna, Zulu y Mabel) han jugado un papel importante en su proceso de recuperación. «Ella, en particular, ha sido mi compañera durante diez años y ha estado conmigo en todas mis sesiones de terapia. A su manera, me ha mantenido en marcha». De hecho, ahora Ella es voluntaria en Pets As Therapy, que ayuda a hombres y mujeres a combatir enfermedades mentales.