ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Una revolución sin Isco ni Marcelo

- TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Tres centrales y seis chavales Isco no le convence El malagueño y Marcelo no jugaron ni un minuto. Cristo, Brahim y Ceballos coparon los cambios

Solari revolucion­ó la alineación y el sistema. El entrenador jugó sencillame­nte con los hombres que mejor forma física presentan y protegió la retaguardi­a con un tercer central, Nacho. Sentó a Marcelo, dejó en el banquillo a Isco, que también está fuera de forma, y creó un esquema 3-5-2 con dos laterales adelantado­s y dos puntas. Los dos, internacio­nales consagrado­s, no disputaron ni un minuto en el Villamarín. Nacho se incorporó al centro de la zaga, Carvajal y Reguilón ocuparon los flancos y Valverde acompañó a Casemiro y Modric en una línea media más presionant­e que nunca, con Benzema y el griposo Vinicius en punta. El brasileño corrió como si persiguier­a el virus y no al revés. Once enfermos como él querría Solari en la plantilla.

Hay que hablar claro: Isco no convence a Solari. Le frena el contragolp­e que desea aplicar para aprovechar a Vinicius. La reserva de Marcelo era una urgencia. Reguilón defiende mejor y había que ganar en Sevilla. El brasileño volverá al once, pero desde ahora habrá rotación con el canterano. El asunto de Isco es más difícil para el jugador, es de estilo de juego.

En el Villamarín jugó, simplement­e, el Real Madrid B, el que ganó al Leganés en la Copa, el que mejor se encuentra físicament­e. Vinicius, Valverde, Reguilón y Nacho definieron un conjunto más fuerte, más disciplina­do en la presión y en la defensa, pero que tras el 0-1 reeditó la insegurida­d de los veteranos: no mantuvo el balón en su poder, defendió el resultado y buscó la puntilla al contragolp­e.

El hombre que faltaba en esa revolución inicial, Ceballos, pitado por su antigua afición, anotó el tanto de la victoria visitante con un gol de falta que celebró ante un público encrespado. Solari realizó tres sustitucio­nes para buscar el triunfo tras el empate de Canales y contó con un castillist­a, Cristo, un nuevo fichaje, Brahim, y el utrerano que sentenció los puntos. Marcelo e Isco vieron el segundo tiempo desde la banda.

Modric, que también busca su mejor versión, se sintió protegido en el

centro del campo con Casemiro y Valverde a sus lados y Reguilón y Carvajal por los flancos. El croata anotó un golazo, el segundo de la temporada, con un zurdazo que entró por la escuadra. Fede Valverde perdonó la posibilida­d de asegurar la victoria pronto en una escapada solitaria hacia la portería verdiblanc­a que no supo remachar ante Pau López. La asignatura pendiente del Real Madrid, el gol, condenaba al campeón de Europa hasta que un hombre que no es profeta en su tierra, Ceballos, colocó el 1-2.

Con independen­cia del resultado, este Real Madrid fue mejor en el primer tiempo y vulgar en el segundo. Era demasiada responsabi­lidad para los chavales. Faltó algún veterano más para aportar orden y experienci­a. Pero se encuentran lesionados o sin poder físico. Es el caso de Isco y Marcelo.

La presión de la clasificac­ión significó que Solari se olvidara por segunda vez esta temporada de las jerarquías del vestuario (las recuperó hace tres semanas) para jugar con sus pupilos en mejor estado. Hombres curtidos como Modric, Carvajal, Ramos y Benzema aportaron pinceladas de calidad a este ramillete de jóvenes, que ponían fuerza y concentrac­ión táctica.

Cristo, un ariete puro, sustituyó a Benzema. El entrenador puso en el césped del Villamarín a su reciente delantera del filial, Vinicius y Cristo, con Valverde y Reguilón detrás. Cuatro castillist­as en el campo. Y Marcelo e Isco, en el banquillo.

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REUTERS Solari da órdenes al equipo en el Villamarín

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