ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
OUMUAMUA Y LOS PACIFICADORES: IFM YA SUEÑA CON EL TROCEO DE NATURGY
A la deriva y sin rumbo. La economía española vaga hacia la nada con una política hiperbólica de marketing que deja al tejido empresarial en manos de la ley del «desguaza y vencerás», donde las partes valen más que el todo. Naturgy es solo el principio. P
L
Aeconomía española se ha convertido en el Oumuamua de Europa, un artefacto extraterrestre con trayectoria caprichosa y apariencia de ser apenas un resto desconocido de algo que antaño fue mucho más grande y con un propósito definido. La miniopa sobre –que no contra– Naturgy, es la única señal de vida –lo de inteligente vamos a dejarlo por ahora– que llega de un aparataje industrial descacharrado, y cuyos únicos efectos benéficos por ahora se encuentran en el plan de bonus de los ejecutivos de la gasera, que han visto cómo la acción orbita en torno a un precio artificial con la única trayectoria del desguace del fuselaje de Naturgy, donde el plan estratégico hasta hace un mes podía ser poco sólido, pero es que ahora es del todo gaseoso.
El caso es que ha surgido de la nada un fondo. Dichosos y bienaventurados inversores, sí, pero... donde ponen el ojo, ponen la bala. Y el objetivo es el que es, no hay que dejarlo en el olvido. Y ahí están. Con el primer paso dado. El viernes pasado mismo. Les pidieron seguir los cauces habituales y legales en este tipo de operaciones en territorio español, y están en ello. De momento, tenían que mandar la información a más tardar en un mes y no han pasado ni diez días y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya tiene la solicitud de autorización de la oferta en sus manos. Blanco y en botella. Lo dicho, la opa parcial, amistosa eso sí, pero no solicitada también –¡acabáramos!–, de los australianos de por el 22,69% de Naturgy. El fondo ofreció finalmente 23 euros por acción de la gasista española, lo que eleva el montante total de la operación a 5.060 millones de euros. Un precio además que supone una prima de alrededor del 20% sobre el precio de los títulos de la compañía al cierre del mercado el 25 de enero, día previo al anuncio de su oferta, en los 19,22 euros.
Así de fácil. Y así de rápido. Presentada la documentación, ahora el reloj empieza a correr y la CNMV dispondrá de un periodo de 20 días hábiles para aprobar la oferta. Este plazo se podrá alargar en el tiempo ya que se reiniciará cada vez que el organismo presidido por Rodrigo Buenaventura solicite información adicional.
Y el Gobierno a todo esto, ¿algo que decir? Pues ya lo digo yo, ¡ni Pamplona! En público claro, porque andan más bien a tortas en los despachos. Como en casi todo. División a dos, entre los que lo ven favorable y los que va a ser que no. Todos los hombres (bueno, más bien mujeres, porque en este asunto son mayoría) del presidente en uno u otro bando. En el ring, a la derecha del árbitro Sánchez, su director de Gabinete, Iván Redondo –a pachas con la ministra de Industria Maroto– que nada, que no lo ve, que Endesa le sobrevuela la cabeza y no quiere ni media fisura más en la bolsa de empresas estratégicas del país–, y cada día, por cierto, con empatía creciente con los
; y a su izquierda, el secretario general de la Presidencia, Félix Bolaños, que piensa en clave más progre y ve las veleidades de la no intervención para no asustar al resto de la comunidad inversora extranjera, que eso de proteger a lo patrio es muy paleto, dicen ellos y algunos invesores también –y como el dinero no llegue de cualquier manera.. no salimos de esta–, alineado eso sí con la vice económica Calviño y la ministra «verde» Ribera.
Pues... no quiero aventurar qué brazo levantará como ganador final tras los posibles y variados asaltos el señor árbitro pero IFM debe ahora diri
Agirse al Gobierno, a través del Ministerio de Industria y no del de Economía o Medio Ambiente, para solicitar la autorización del Consejo de Ministros a la operación, si bien Bolaños gana puntos día a día en los últimos tiempos ante al presidente. Seis meses más de plazo tienen ambos bandos del clan Sánchez para tomar una decisión de consenso, aunque es previsible que este tiempo se acorte, ya que es un paso preceptivo antes de que la CNMV autorice la opa.
Una operación, pues, con sus defensores y sus detractores. Pero no solo en el seno del Ejecutivo español, en los mercados, también. La misma mentalidad pacata enfrentada a la más liberal, y de fondo, todo lo que rodea y se sabe del IFM de los pensionistas australianos, asesorados desde hace unos seis meses ya por los chicos de
Credit Suisse (con un equipo conjunto formado por unas 130 personas), que casualidad o no ya contaban con un pliego estratégico sobre Naturgy –¡sorpresa!– que marcaba la dirección a seguir. ¿Casualidad, causalidad? Intencionado o no, el documento-análisis está ahí, y lo que dice, es lo que es. La compañía se puede sacar de Bolsa, vender en partes y conseguir más rentabilidad. Hablan hasta de plusvalías, unos 4.000 millones de euros. Mientras en la aún gasista española casi una treintena de directivos se sienten protegidos, y entre ellos, su presidente Francisco Reynés. De hecho, hay un plan de incentivos que se lanzó a finales de 2018, poco después de la llegada de otro de los fondos sentados en el consejo: CVC (que entró a 19 euros, céntimo arriba, céntimo abajo) porque GIP ya llevaba dos años más. A tal efecto, se creó un vehículo societario separado al que se dotó de recursos, con 200 millones de euros en acciones (con dos préstamos, mitad y mitad, uno bancario y otro de la empresa, que hay que devolver), tras la adquisición de 8,639 millones de títulos a un precio medio de 23,15 euros, de cuyo excedente al final del periodo resultará su bonus. Eso sí, las plusvalías generadas por encima de ese precio, a la buchaca directas. Si se vende por debajo de ese precio, pues fácil, no se cobran.
Y de fondo, dos dudas, que pedirá esclarecer la CNMV a los australianos: si tuvieron previamente información directa por parte de algún accionista y si hubo concertación o no de apoyo al precio ofertado por parte de los otros fondos. Al «management» de Naturgy la noticia les llegó prácticamente el día del consejo extraordinario, que Reynés convocó en la víspera, aunque tres días antes los chicos de IFM tienen a bien adelantarle el asunto, del que prefiere no saber mucho más porque hay que seguir las normas del mercado.
En definitiva, la opita impone un modelo de arquitectura minimalista de país. Es el «less is more» . Las partes valen más que el todo, es el trocea y vencerás. Hoy es Naturgy. Mañana... lo que digan quienes creen poder cabalgar al tigre Sánchez; una nueva «beautiful people» , ejecutivos de día y estrellas de noche, que se desplazan en Cabify, se mueren por el último par de Hogan y se tronchan para sus adentros con la enésima vacilada de Broncano. Al fin y al cabo ellos son, como los fondos europeos, la « Next Generation» ; son los «Blue Chamberlain» , convencidos de que su «policy of appeasement » (en castellano, política de apaciguamiento) calmará a Sánchez, además de hacerlos aún más ricos por el camino, que lo cortés no quita lo valiente.