ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
GINA Y LOS CAGAPOQUITO
El despido de Carano tendrá un efecto disuasorio y será interpretado como justicia o libre mercado
El despido de Gina Carano (‘The Mandalorian’) por Lucasfilm (Disney) nos pilla lejos, pero es muy instructivo. Nos enseña cómo está la libertad de expresión en el lugar donde más la valoraban y nos avanza, como la pasarela de París avanza la ropa que se llevará, lo que puede pasar aquí en cuanto el PSOE y sus socios se animen a importarlo.
No prescinden de ella por mala actriz, sino por sus opiniones. Esto significa que el delito de opinión puede estar tipificado o no estarlo. En realidad, hay otras formas de hacerlo punible y la izquierda (el Poder) puede permitirse alegrías con el código penal. Controla el mercado del honor, el dolor y la susceptibilidad.
Carano incurrió en opiniones «abominables»: transfobia y antisemitismo. Su torpe referencia a la persecución de los judíos por sus propios vecinos no es mucho peor que la de los machacas del globalismo comparando a Trump con Hitler. Ellos ni siquiera tenían evidencias, cosa que Carano sí tiene. Hace unos días, una articulista americana del LA Times hablaba de su sentimiento ambivalente ante unos vecinos trumpistas que retiraron la nieve de su portal. Pese al buen gesto, ella animaba a no perdonar a los votantes de Trump: no merecían relaciones de buena vecindad. Así que Carano no iba tan desencaminada. En realidad, el suyo era un comentario incisivo que no pretendía relativizar la shoah. La Ley de Godwin («a medida que la discusión se alarga la probabilidad de que se mencione a Hitler tiende a uno») debería ser completada: esta falacia solo tendrá efectos si la formula alguien de derechas.
Su ‘transfobia’ consistió en haberse negado a llevar pronombres de identificación (desde luego, no los necesita). Así que tampoco comulga con el ‘género’ y para colmo tiene simpatías por Trump, lo que la sitúa en el peligroso y marginal grupo de odio de 75 millones de americanos.
Quizás Carano vuelva al mundo de la lucha en el que empezó, allí sus opiniones aún podrían ser tolerables. Su ostracismo tendrá el efecto de una advertencia y será interpretado por la izquierda como un acto de justicia o, cínicamente, como un efecto del mercado libre, argumento que compartirán algunos liberales en boga. Con un cinismo aún mayor, otros centristas y liberalios cagapoquito (tributo a Prada) con complejo de Galileo sí condenaran la ‘cancelación’, aunque hayan colaborado y sigan haciéndolo con lo que la hizo posible.