ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
MOLESTA LIBERTAD
La función de los periodistas es molestar y eso es lo que tenemos que seguir haciendo
LLEVO 45 años ganándome la vida con el periodismo y sigo conservando la perplejidad que sentía en la adolescencia sobre todo lo que pasa a mi alrededor. Pero una de las pocas cosas que he aprendido en esta profesión es que a la gente le gusta escuchar lo que quiere oír y que los periódicos confirmen sus certezas.
Por experiencia me he dado cuenta de que todo el mundo defiende la libertad de expresión con ardor, pero la mayoría con la condición de que las opiniones coincidan con la suya. A la derecha le molestan las ofensas a la religión y al Jefe del Estado, mientras que la izquierda no tolera que nadie se burle del feminismo o del ecologismo. He escuchado que habría que penalizar la apología del franquismo a aquellos que justifican el terrorismo de ETA o jalean las agresiones en la calle.
Creo sinceramente, y lo digo con todo respeto a quienes no piensan como yo, que no debería haber delitos de opinión. El límite estaría en la incitación a la violencia. Pero en materia de creación artística debería existir la posibilidad de criticar o burlarse de cualquier institución.
Esto no es una novedad. Desde Voltaire, existe en la cultura europea un derecho a la irreverencia que ha permitido a los intelectuales y artistas poner coto a los abusos del poder y de quienes se han erigido en poseedores de la verdad. La irreverencia ha sido un antídoto contra los regímenes totalitarios que la han perseguido con saña.
Dicho esto, no tengo dudas de que España es una democracia homologable a la de cualquier país de nuestro entorno y que existe una libertad de expresión que, aunque pueda ser reforzada, es hoy muy amplia.
Por eso, no entiendo las declaraciones de Pablo Iglesias en las que insiste en implantar ‘elementos de control’ para la prensa, lo que viene a ser algo muy parecido a la censura franquista que yo padecí en mi juventud. Mi experiencia y mis conocimientos me dictan que la principal amenaza para la libertad de los medios son las injerencias del poder. Claro que operan intereses empresariales y presiones sobre el periodista, pero hay un amplio margen para hacer el trabajo con honradez y, sobre todo, existe una enorme y envidiable pluralidad en el mapa informativo.
La alternativa que propone Iglesias es que todos los periódicos se sometan al modelo del ‘Pravda’ en el que sólo era posible la unanimidad y el halago al líder. La prensa ha sido, es y será un instrumento de control del poder. Y, por eso, lo mejor que pueden hacer los políticos es no intervenir salvo que se produzcan situaciones de monopolio.
La función de los periodistas es molestar y eso es lo que tenemos que seguir haciendo. Lo que sería una muy mala señal es que Iglesias, Casado o Sánchez nos aplaudieran. Prefiero que nos teman a que nos den un abrazo. Y que algunos nos tiren adoquines antes que callar.