ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Progreso
E. GONZÁLEZ PONS ples. El eslogan vale hoy más oro que nunca», asegura la doctora en Sociedad de la información Ana Collado, que ha trabajado con José María Aznar, Mariano Rajoy y Pablo Casado, y que está en las listas de la candidatura de Ayuso.
Collado afirma que la comunicación se ha profesionalizado mucho en los últimos años: «Cada vez hay más empresas que tienen herramientas de análisis ‘ big data’ y de escucha activa que ayudan a precisar el mensaje. Vengo de hacer observación internacional en El Salvador y Ecuador, y todos los políticos las usan». Una de ellas es Mr. Houston, que ha desarrollado un ‘software’ capaz de identificar y clasificar los temas de interés en una determinada base de datos, como los periódicos de un día, un mes o un año, el BOE o los tuits de un grupo concreto de usuarios (o de los ciudadanos de un país entero).
Inteligencia artificial
«Identificamos los conceptos de los cuales se habla en cualquier fuente de texto. Es una tecnología de inteligencia artificial que se llama procesamiento de lenguaje natural: es muy novedosa porque nos permite identificar esos tópicos, esas ideas, en cualquier idioma. Es una aproximación matemática, estadística, no semántica», explica Ramón Franco, CEO de la compañía. «Si nos dan alguna referencia para cruzar los datos, como una encuesta, también podemos medir el impacto que tienen determinados mensajes en la opinión pública», añade. Los mensajes se miden, se planifican: hay más estrategia que nunca en la comunicación. No es extraño que Pedro Sánchez, el primer presidente español en nombrar jefe de Gabinete a un consultor político, haya blanqueado bajo el título ‘ Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia’ el proyecto que debe hacer frente a una crisis sanitaria inédita y una debacle económica sin precedentes. Tampoco que sus discursos queden sepultados por una suerte de neolenguaje tecnocrático: esos dinamismos transformadores y motores de cambio que nada dicen de cómo se van a gestionar los fondos europeos.
Perder el significado
«Sánchez es muy cursi eligiendo palabras», valora Esteban González Pons, eurodiputado y responsable de la Comunicación del PP entre 2008 y 2012. «De tanto abusar de las palabras, ha acabado por conseguir que no signifiquen nada. La más cursi de todas es gobernanza, que significa que el Gobierno no es responsable de nada».
«Las palabras ocultan, embellecen, crean un marco para comunicar lo que tú quieres. A los presos se les llama internos, los despidos son ajustes de plantillas, una bajada de sueldo es un ajuste salarial...», apunta Manuel López Blázquez, uno de los más estrechos colaboradores del exvicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba. Que en los primeros meses de pandemia se hablara de guerra contra el virus no fue una elección inocente: «Se intentó unir a la población en una idea de lucha, pero un virólogo te dirá que hablar de guerra, en este caso, es totalmente inapropiado. Esto sitúa a la población en un ambiente bélico. Y entonces acepta que determinados derechos y libertades queden en suspenso, que la autoridad actúe de manera mucho más intensa, que haya enemigos… En una guerra, además, los batallones están jerarquizados y hay carne de cañón, gente más importante que otra. Utilizar la metáfora bélica es muy peligroso».
González Pons sitúa el inicio de esta corriente en la campaña del ‘ Yes, we can’ de Obama, en 2008, y en España con la ceja de Zapatero. «El PP en mi época no intentó transformar nada. Hoy en día, después del 15-M, las estrategias de comunicación de los partidos se han revolucionado». Uno de los principales cambios es que ahora la comunicación con los ciudadanos es continua e inmediata, y ya no depende de los medios tradicionales: los candidatos buscan marcar la agenda del día a base de tuits y gestos grandilocuentes, y así han terminado por generar un clima de expectación y ansiedad constante. «Ahora matamos moscas a cañonazos: usamos todos los resortes de los que disponemos para las pequeñas batallas tácticas del día a día. Es una