ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Los reglamento­s son del siglo XIX y el mundo del toro necesita una reconversi­ón»

Jesús Hijosa, alcalde de Villaseca de la Sagra, la ‘Pamplona toledana’

- MANUEL MORENO

Alcalde, agricultor y taurino. A sus 58 años, Jesus Hijosa atiende por teléfono a ABC mientras riega la cebada y el trigo de sus campos. Está liado también con el séptimo certamen de novilleros sin picadores Alfarero de Plata, que comenzará el 12 de junio, aunque el sorteo de los carteles fue ayer. Para este concurso, el Ayuntamien­to de Villaseca de la Sagra ha apostado por hierros toledanos con un fin: darles un necesitado empujón en tiempos de pandemia, echar una mano a los ganaderos modestos de la tierra, porque muchos no han lidiado en novilladas desde que se desató el coronaviru­s SARS-CoV-2. Y Villaseca, la ‘Pamplona toledana’, «es un buen lugar para lucir novillos». —¿Ha acudido a alguna plaza de toros desde que estalló la pandemia? —No, no he podido. En verano siempre tengo mucho lío.

—¿Tiene mono?

—Lo tengo, tengo mono. No he visto ni lidiar en la plaza de mi pueblo, donde han matado doce o catorce toros a puerta cerrada.

—Entonces, ¿cómo ha sido este año para un taurino como usted?

—He sufrido estrés taurómano. Algo raro, como me ha sucedido en otros aspectos. En las fiestas te pasa lo mismo; que no las haya en tu pueblo es algo raro, al igual que no haya habido Semana Santa.

—¿Ha llegado a pensar que la pandemia ha herido de muerte al mundo del toro?

—Antes de ella, el toro ya estaba casi echado; solo le faltaba la puntilla. Y la pandemia se la ha dado prácticame­nte. El problema del mundo de los toros no viene de ahora, por el virus, sino porque hay una falta de estructura y de proyectos de futuro muy importante. Cuando hay un sector que está estructura­do, se sale adelante. Pero ahora la base del toreo y demás están muy tocadas en su estructura, y lo va a acusar durante más tiempo que otros espectácul­os.

—Entonces, sigue pensando lo mismo que declaró en ABC en una ocasión: «El gran problema de los toros es la gente que está dentro».

—En efecto. Los que están por fuera no ayudan, pero los que están dentro son los que perjudican al toro más que nadie. Todo el mundo mira por sus intereses particular­es y ninguno por el interés general de la fiesta de los toros. —¿Le costará recomponer­se de la pandemia?

—Le va a costar, le va a costar, le va a costar..., le va a costar, le va a costar un tiempo. Será una travesía en el desierto en la que todos tenemos que ponernos de acuerdo para intentar hacer un proyecto de futuro en el que, realmente, se estructure desde la base para dar una proyección a este sector. Cualquier sector ha tenido una reconversi­ón a lo largo de su trayectori­a y su actividad, y el mundo del toro necesita una reconversi­ón. Los reglamento­s que hay ahora mismo son del siglo XIX, hay cosas que están muy anticuadas, hay que modernizar y actualizar la tauromaqui­a al siglo XXI. Es el momento de coger el toro por los cuernos, nunca mejor dicho, y arreglarlo de un tirón. Y lo que se necesita es unión, unión y unión del sector para sacarlo adelante. —¿Se atreve a fijar un periodo para esa travesía del desierto de la que habla?

—Si el sector se pone a trabajar ahora mismo en unión, con una visión y un proyecto de futuro, en dos años esto está... Luego está por delante el trabajo de hacer pedagogía de la tauromaqui­a, porque sabemos que los toros no se ven hoy como se veían antes. Necesitamo­s un tiempo para ir expandiend­o cada vez más los festejos, llegando a más pueblos donde no se dan festejos. Reconquist­ar zonas como Cataluña, donde siguen con los ‘ bouls’ en la calle; por ejemplo, por medio de novilladas sin y con caballos, y alguna corrida de toros. Pero lo importante es reconstrui­r el sector, hacerle fuerte y unido; y a partir de ahí, lanzarse a conquista el mundo. En muchos sectores han pasado momentos muy difíciles en España, como el de los bancos, el naval, la minería o el sistema eléctrico... Pero, cuando se sienten las bases de un sector moderno y actualizad­o al siglo XXI, la tauromaqui­a como arte cultural único en el mundo tiene que tener su recompensa y su esplendor.

—¿Está vacunado contra el virus? —No, debo estar a punto. A algunos quintos míos ya les ha llegado un mensaje.

—¿Partidario de alguna vacuna? —Me da igual.

—¿Cómo se imagina un graderío con todos vacunados?

—Este año, si se dan los festejos en Villaseca, tendrá que ser con mascarilla, porque no vamos a estar todos vacunados. Si podemos mantener el 75 por ciento de aforo aprobado por la Junta, que es una esperanzad­ora noticia para los toros, yo confío que en septiembre lleguemos al 100 por ciento si se cumplen los planes de vacunación. Sería mucho mejor, con unas fiestas más normales, pero dependemos de las vacunas; no está en nuestra mano y habrá que adaptarse a lo que venga en cada momento.

—¿Cuál sería la mejor vacuna para el sector del toro?

—La unión y la altura de miras. Ninguna parte del sector debe mirarse a sí mismo; ni los profesiona­les, ni los ganaderos ni los empresario­s. Hay que mirar por el interés común, que es el mundo de los toros, algo único en el mundo. El acto cultural más importante porque se realiza en vida, en vivo y en directo, y en el que no hay momento para rectificar. Que seamos capaces

Lo importante Reconstrui­r el sector y hacerlo fuerte y unido; y, a partir de ahí, lanzarse a conquistar el mundo

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AYUNTAMIEN­TO Jesús Hijosa, durante un acto para hablar de toros

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