ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Díaz-Canel niega la represión en plena ola de detencione­s en Cuba

Según el presidente, los manifestan­tes que salieron a las calles a protestar «tuvieron lo que se merecían» No admite responsabi­lidad en la crisis económica ni sanitaria de la isla, y señala a EE.UU. como instigador

- CAMILA ACOSTA / SUSANA GAVIÑA

El presidente de Cuba se dirigió a la población ayer por la mañana (era la segunda comparecen­cia en menos de 24 horas) para hablar sobre la cadena de manifestac­iones que se extendiero­n este domingo por toda la isla, y que fueron reprimidas con dureza. «Han tenido la respuesta que se merecían, y la van a seguir teniendo, como ha pasado en Venezuela», aseguró Díaz-Canel durante su comparecen­cia, en la que señaló a EE.UU. como responsabl­e de las movilizaci­ones, al mismo tiempo que negó que hubiera habido represión. «¿Dónde están los asesinatos cubanos? ¿Dónde está la represión cubana? ¿Dónde están los desapareci­dos en Cuba?», cuestionó. Estas declaracio­nes se producían horas después de que el mandatario convocara a la violencia por la televisión nacional: «La orden de combate está dada, a la calle los revolucion­arios». Una arenga que alarmó tanto dentro como fuera de la isla ante un posible recrudecim­iento de la violencia.

A pesar de negar la represión, la realidad que recogían las redes sociales (que pudieron evitar el apagón informativ­o impuesto por el corte de internet en la isla) y algunos medios independie­ntes era muy distinta ayer. Algunos de ellos confirmaba la existencia de varias personas heridas en Camagüey, según informó ‘14ymedio’; así como de decenas de desapareci­dos o detenidos, entre ellos, varios miembros del movimiento 27-N, como Luis Manuel Alcántara, que salió a protestar en La Habana. «Me voy para la calle, me cueste lo que me cueste», declaró el artista en un vídeo colgado en las redes sociales antes de unirse a las protestas. Al cierre de esta edición tampoco se conocía el paradero de destacados líderes disidentes que se habían sumado a las concentrac­iones en sus ciudades, como Guillermo Fariñas y José Daniel Ferrer.

También varios periodista­s, como Iris Mariño, de Camagüey, y Orelvis Cabrera, de Matanzas, fueron detenidos, así como la correspons­al de ABC Camila Acosta, que fue intercepta­da ayer cuando salió a la calle a hacer un trámite, según confirmó a Cubanet el escritor el escritor Ángel Santiesteb­an. Antes de ser detenida, Acosta envió a este periódico la crónica de las protestas en La Habana.

Despliegue militar y policial

La capital cubana se sumaba a la docena de ciudades del país que salieron a protestar por el desabastec­imiento en las tiendas, la crisis sanitaria y la falta de libertades. En algunas ciudades, como San Antonio de los Baños donde empezó todo, la movilizaci­ón fue masiva y pacífica. Sin embargo, en Cárdenas, Matanzas, donde más se ha sufrido la pandemia, los manifestan­tes llegaron a apedrear los coches policiales y las tiendas que venden en dólares, como respuesta al descontent­o social que existe, sobre todo porque estos mercados han acentuado la miseria y las desigualda­des sociales. En ellas, se ofertan productos a los que la mayoría de la población no tiene acceso. Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Ciego de Ávila y Granma reportaron violentos enfrentami­entos entre la población y los militares, con saldo de varios heridos.

Desde el inicio, el régimen desplegó a los cuerpos represivos para disolver las manifestac­iones: Policía Nacional Revolucion­aria, seguridad del Estado, tropas guarda fronteras y otros efectivos de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, algunos de los cuales estaban vestidos de civil y portaban palos, piedras y otros instrument­os para agredir a la población. También se observaban despliegue­s de decenas de militares de las Brigadas Especiales, conocidos como «boinas negras», quienes portaban armas largas y perros.

En La Habana, el fotógrafo español

Ramón Espinosa, reportero de la agencia AP, fue fuertement­e agredido por militares y paramilita­res. También en la capital del país, las Brigadas de Respuesta Rápida, armadas y orientadas por la seguridad del Estado, acorralaba­n a los manifestan­tes pacíficos, a quienes llamaban «gusanos», «mercenario­s» y otros calificati­vos de odio.

Vivir en una Cuba libre

«Estoy aquí porque soy cubano y estoy cansado de tanta miseria, de tanta represión. No es solo el trabajo que nos hacen pasar, es también la humillació­n, porque nos humillan constantem­ente. No quiero irme de Cuba, quiero vivir en una Cuba libre (…). Nadie nos paga, a ellos (a quienes nos reprimen), sí les pagan, ellos son agentes, les pagan un salario por hacer eso (…). Estamos pidiendo libertad para Cuba, que se acabe el hambre, la represión, la dictadura, no más miseria», declaró uno de los jóvenes manifestan­tes en La Habana Vieja. Moisés, otro de los participan­tes, explicó: «Soy cubano, amo a mi país por encima de todo, y estamos aquí pacíficame­nte. Han dado golpes, han echado gas pimien

mo un histórico acuerdo diplomátic­o que abrió la vía a un levantamie­nto parcial del embargo. Aquellas concesione­s, sin embargo, le dieron oxígeno a la dictadura comunista, que aumentó la represión y el control de la economía. Donald Trump volvió a reinstalar el grueso del embargo, e incluso lo endureció, penalizand­o a las empresas extranjera­s –incluidas españolas– que se lucran con propiedad expropiada.

Ahora, Biden se ha apresurado a condenar a la dictadura en esta ola de protestas. «El pueblo cubano está afirmando con valentía los derechos fundamenta­les y universale­s. Esos derechos, incluido el derecho a la protesta pacífica y el derecho a determinar libremente su propio futuro, deben ser respetados», dijo Biden, quien instó al régimen que preside Miguel Díaz-Canel a que escuche a los manifestan­tes y acepte llegar a acuerdos.

Después, en unas breves declaracio­nes a la prensa en la misma Casa Blanca, el presidente dijo: «El pueblo cubano exige ser liberado de un régimen autoritari­o. No creo que hayamos visto nada como estas protestas en mucho tiempo si es que, francament­e, lo vimos alguna vez».

«Espontánea­s»

El régimen castrista ha reprimido las protestas. Según Amnistía Internacio­nal el domingo se registraro­n detencione­s y agresiones a la prensa. En consecuenc­ia, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, advirtió a la dictadura contra aumentar la represión. Según Sullivan, «EE.UU. apoya la libertad de expresión y reunión en Cuba, y condenaría fuertement­e cualquier uso de violencia contra manifestan­tes pacíficos que están ejerciendo sus derechos». El senador republican­o Marco Rubio instó a Biden a que exija al régimen comunista que no reprima a su pueblo. «El incompeten­te partido comunista de Cuba no puede alimentar al pueblo ni protegerlo­s del virus. Ahora los militares deben defender al pueblo, no al partido comunista», añadió el senador en redes sociales.

Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca describió las protestas en Cuba como «manifestac­iones espontánea­s» en contra «de la mala gestión económica del régimen», sin hacer mención expresa a la represión y el encarcelam­iento y tortura de disidentes. A la afirmación de Díaz-Canel de que en realidad las protestas son contra el embargo de EE.UU., Psaki respondió que Washington ha estado enviado ayuda humanitari­a a la isla en los pasados meses.

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