ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Génova afronta el tránsito de medio millón de emigrantes en medio del caos regional
Génova, ciudad de 556.000 habitantes, con uno de los más importantes puertos europeos, se ha visto desbordada durante varias jornadas. Hace dos semanas se vivió un escenario caótico debido al atasco generado en las líneas con dirección a Marruecos. Ha ocurrido otros veranos, pero el actual se ha transformado en un infierno para viajeros y genoveses.
Los controles por el Covid están causando enormes retrasos en las operaciones de embarque. Un problema añadido es que las compañías de navegación están colapsadas. Es difícil encontrar billetes y son caros. El viaje de Génova a Tánger para cuatro personas en coche cuesta entre 500 y 1.500 euros. Pero la carretera sigue siendo el medio que escoge preferentemente el medio millón de marroquíes que residen en Italia, la primera comunidad extranjera en el país después de la albanesa. Antes de la decisión del rey marroquí, muchos preferían embarcarse en los puertos españoles. Este verano la imagen de sus coches abarrotados forman parte del paisaje de las carreteras italianas en dirección a Génova.
Por su parte, las compañías aéreas y navieras esperaban un gran negocio, en especial con motivo de la celebración del Sacrificio, la más importante del mundo islámico (30 de julio). Habían subido los precios de los billetes, creando una especulación que cortó de raíz el rey de Marruecos, quien ordenó a los operadores y empresas de transporte que aplicaran tarifas accesibles a todos para permitir el regreso de los emigrantes durante las vacaciones. La respuesta de la aerolínea nacional marroquí no se hizo esperar. Royal Air Maroc (RAM) instituyó un sistema de medidas sin precedentes para facilitar el movimiento de los marroquíes que residen en el extranjero durante el periodo estival. El resultado es que la RAM ha recibido subvenciones millonarias y un billete de ida y vuelta para todos los vuelos europeos cuesta 97 euros (por pasajero). En el resto de las compañías el precio se cuadruplica. Entre los genoveses ha cundido el disgusto por el caos que compromete al tráfico regional y que confluye en el puerto de Génova. Hay numerosas obras en las carreteras. Viajeros y transportistas deben hacer largas colas en las autopistas, antes de llegar al muelle, por lo que han exigido eliminar el pago del peaje. Ante las crecientes protestas, el ministro de Transportes, Enrico Giovannini, ha aceptado.
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