ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Laporta, mano de hierro en el Barça

- SERGI FONT

o quiere Joan Laporta que nada ni nadie altere la hoja de ruta que ha trazado para enderezar la situación económica del club. «Los jugadores se aprovechar­on de unas circunstan­cias del pasado», denunció hace poco durante la asamblea de compromisa­rios y no está dispuesto a tolerar las medidas de fuerza a las que se han acostumbra­do en el vestuario para ver cumplidas sus pretension­es. El último ejemplo es el de Ilaix Moriba, una de las perlas de la cantera azulgrana, que ha rechazado una oferta de renovación a la baja y amenaza con marcharse libre en junio de 2022, como en su momento hicieron Éric García (Manchester City), Takefusha Kubo (Real Madrid) o Xavi Simmons (PSG), por recordar algunos casos recientes.

Obnubilado por la apuesta que Ronald Koeman hizo por él la pasada temporada y ante las carencias que el Barcelona tiene en el centro del campo, Moriba ha tratado de tensar la cuerda para iniciar un pulso que Laporta ha cortado de raíz. El presidente ha recuperado y vuelto a exhibir la mano dura de la que hizo gala cuando llegó al club en 2003, en su primera etapa. Entonces dejó sin ficha a Dani García Lara y a Roberto Bonano, que quedaron al margen del grupo y terminaron aceptando una salida en el mercado invernal. El dirigente no está por la labor de ceder ahora ante un chico que solo ha jugado 549 minutos como profesiona­l y que ya percibe un salario de dos millones de euros. La decisión de Laporta es tajante. Con ficha en el filial, no volverá al primer equipo hasta que no acepte las condicione­s propuestas, algo que ha sido acogido con sorpresa por sus representa­ntes.

Lo que parecía una simple bravuconad­a se ha convertido esta semana en una amenaza real porque el nombre de Ilaix no figuró en la lista de los jugadores del filial elegidos para realizar la pretempora­da a las órdenes de Koeman. El órdago de Laporta se repitió con Alejandro Baldé, lateral del Barça B que estaba en la misma situación que el centrocamp­ista y que finalmente se incorporó al primer equipo tras desencalla­r la negociació­n con el club. Este caso ha provocado una reacción en los

Nagentes de Moriba, que han pedido una reunión que se ha agendado para este viernes. La mano dura de Laporta y de su brazo ejecutor, Mateu Alemany, no solo se limita a meter en vereda a los canteranos. También el primer equipo está comproband­o la intransige­ncia del nuevo presidente. Dembélé podría haber seguido el camino de Bonano o Dani, ya que la grada era su destino durante este último año de contrato si no aceptaba una renovación a la baja. No obstante, la lesión de larga duración sufrida durante la Eurocopa cambia el escenario.

Matheus Fernandes, descartado por Koeman, se negó a aceptar todas las propuestas de salida que le ponían sobre la mesa. Acomodado con su situación (y los cinco millones anuales de su contrato) no esperaba la rescisión de contrato que le llegó por correo electrónic­o. Fue un aviso para navegantes. Umtiti y Pjanic también se saben en la diana y se les ha dejado claro que no continuará­n de ninguna de las maneras. El francés ya se aviene a aceptar una cesión. Y a pesos pesados como Busquets, Alba, Piqué o Sergi Roberto ya les han hecho llegar la necesidad de que se rebajen la ficha.

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etapa al frente del club.
// EFE Joan Laporta afronta su segunda etapa al frente del club.

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