ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El proyecto de cien mil nuevas habitaciones
El régimen cubano ha programado construir más de 100.000 nuevas habitaciones en los próximos 15 años, de las que al menos 30.000 se levantarían con capital extranjero, un pastel en el que las firmas españolas están llamadas a jugar un importante papel. Las perspectivas en este sector para el Gobierno cubano son buenas, en particular por la subida de demanda y de precios que se esperan como consecuencia de la relajación de las limitaciones impuestas por el embargo a los turistas norteamericanos. Sin embargo, tras las medidas tomadas por la Administración Trump estas expectativas no se están cumpliendo y la caída del turismo mundial en 2020 ha impactado muy fuertemente al sector en Cuba.
La isla presentó a finales de 2020 la actualización de la Cartera de Oportunidades de Inversión, publicada periódicamente desde 2014, en la que invita a inversores extranjeros a participar y estima la llegada de casi 12.000 millones de dólares. nes), manufacturas de consumo (76 millones) o automoción (42 millones). España compra a la isla ron, tabaco, pescado y marisco, azúcar y chatarra.
Los tentáculos de las empresas españolas también se extienden por otros sectores, por ejemplo en la industria biotecnológica. Las autoridades cubanas impulsan la cooperación biotecnológica con otros países y en este caso una firma española participa en un proyecto para fabricar en nuestro país el medicamento cubano ‘HeberProtP’, para el tratamiento del pie diabético, destinado al mercado de la UE. También en 2018 se firmó una empresa mixta en Mariel con participación norteamericana (Instituto Roswell) para el desarrollo de medicamentos para tratamiento del cáncer.
Sueldos y alza de precios
Al margen de los negocios, la realidad económica que viven hoy los cubanos es la del hambre y las necesidades, la falta de vacunas y salarios muy reducidos. En diciembre de 2020 se fijo el sueldo mínimo en 90 dólares, prácticamente se multiplicó por cuatro el anterior, y se fijó una escala en función de la dificultad de los trabajos, hasta un máximo de 400 dólares. Pero en paralelo a esta mejora se dispararon las tarifas eléctricas, el servicios de agua, el transporte, entre otros, además de los precios de productos básicos como el arroz o los huevos que la población recibía por las ‘ libretas de racionamiento’, que ya han dejado de estar subvencionadas por el Estado. 64 dólares cobra de media un pensionista.