ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Mila La adolescente francesa perseguida por criticar al islam
La estudiante, de 17 años, afirmó en un vídeo que detestaba las religiones y que el Corán era «una incitación al odio». Por ello, ha recibido 100.000 amenazas
El caso de la adolescente Mila (17 años) se ha convertido en una primicia judicial y un espejo atroz de los nuevos conflictos ‘culturales’ de inmenso calado que han comenzado a proliferar en la nueva Francia multicultural. Mila nació en un pequeño pueblo próximo a Grenoble, en el departamento de Isère, región Auvernia-Ródano-Alpes, en el seno de una familia de clase media, con vocación de actriz, que comenzó a recibir millares de mensajes de odio, a través de las redes sociales, a primeros de enero del 2020, tras difundir un primer vídeo que muchos musulmanes franceses consideraron «insultante».
Mila se vio forzada a prohibir la difusión de su nombre completo. Sus padres tuvieron que cambiarla de escuela en varias ocasiones. Una institución militar decidió que no podía aceptarla. Hasta que Emmanuel Macron, en persona, ordenó a los ministerios del Interior y Educación, que fuese asegurada la protección policial de la adolescente, ofreciéndole una educación adaptada a la realidad de una familia perseguida a través de las redes sociales.
El escándalo estalló tras la difusión de un vídeo en el que Mila hacía esta declaración: «Estoy contra todas las religiones. Y no pienso callarme por el torrente de amenazas e insultos racistas de todo tipo. Detesto las religiones. El Corán es una incitación al odio permanente. Y el islam es una mierda, efectivamente. Ya sé que mucha gente volverá a enfadarse: me importa tres c… A quienes me amenazan vuelvo a repetirles: vuestra religión es una mierda, y le meto el dedo en el culo a vuestro dios… gracias, y hasta la vista». Aquella primera andanada provocó decenas de miles de mensajes de odio, amenazas de muerte, acompañadas de incitaciones a la persecución física. El caso se agravó, poco más tarde, a través de la cuenta Instagram, donde Mila confesó ser lesbiana, intercambiando varios mensajes personales con algunas seguidoras. El diálogo se transformó en un incendio cuando Mila y sus interlocutoras confesaron que las musulmanas «no eran su tipo». Los mensajes de odio y llamamientos al asesinato se ‘completaron’ con decenas de miles de mensajes de carácter ‘sexual’, con llamamientos a la violación colectiva de las lesbianas que hacían ese tipo de comentarios contra las mujeres musulmanas, llamamientos al linchamiento físico de Mila.
Las jerarquías religiosas del islam de Francia se dividieron entre partidarios y adversarios de «defender» a Mila o «comprender» a quienes pedían su violación o asesinato. Macron tuvo que intervenir personalmente en el caso, con esta declaración: «El caso de Mila es intolerable. Es una víctima inocente de quienes consideran que en Francia no se puede criticar la religión. Pues bien, en Francia se puede criticar a todas las religiones y todas las filosofías. El proyecto nacional de Francia se construyó separando la religión y la política».
Año y medio después del estallido del escándalo, el Tribunal de París ha dictado sentencia. Trece de las personas, de 18 a 30 años de edad, identificadas por sus llamamientos a la violación, linchamiento o asesinato de Mila, han sido condenadas a penas de 4 a 6 meses de cárcel, con remisión de pena (no entrarán en prisión), acompañadas de multas de varios millares de euros. Los optimistas esperan que esas condenas sean una «advertencia» para quienes usan las redes sociales como herramientas de intimidación y difusión del odio. Los pesimistas temen que se trate de penas «muy ligeras» para combatir los 100.000 mensajes de odio y amenazas de muerte sufridas por Mila.
Condenas Trece personas han sido condenadas a multas y penas de cárcel, aunque no entrarán en prisión