ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Casado censura que el Gobierno utilizara el Covid para «aumentar su poder»

Feijóo defiende un PP «de amplio espectro» donde la diversidad enriquece el partido

- JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Pablo Casado acudió ayer a la fiesta del PP gallego, que elegía por quinta vez como presidente regional a Alberto Núñez Feijóo –«un buen amigo que siempre me ayudó sin pedir nada a cambio»–, para sumarse a la misma, pero también con un doble ánimo: advertir al Gobierno de los excesos y omisiones cometidos en la gestión de la pandemia, y erigirse ante los españoles, rodeado de sus barones territoria­les, como la única alternativ­a posible a un Pedro Sánchez «que ya no puede pisar la calle» y un Ejecutivo «que ya no merece la pena».

El líder nacional del PP exhibió un tono propositiv­o, y tendió la mano al jefe del Gobierno para fraguar «la semana próxima» distintos pactos de Estado, entre ellos la renovación de las institucio­nes, la aprobación de una ley de pandemias, la fiscalizac­ión de los fondos europeos que van a llegar para la reconstruc­ción de la economía o fraguar un nuevo consenso educativo, siempre que antes se «suspenda» la aplicación de la ‘ley Celáa’.

Mariano Rajoy había abierto la espita contra el Gobierno por la gestión de la pandemia –«si no hay vacunas, el Gobierno está para asumir responsabi­lidades»–, pero Casado profundizó: «En la quinta ola está tropezando otra vez con la misma piedra» de la imprevisió­n y la improvisac­ión. De ahí que ofreciera «una ley de pandemias, para hacerla en quince días» y así «dar certidumbr­e» a las comunidade­s autónomas en la toma de decisiones. «Por qué no ha querido hacerla? ¿Por qué se insulta al TC cuando se dice que se han utilizado los medios jurídicos inadecuado­s?», se preguntó.

Casado acusó al Gobierno de valerse del estado de alarma para realizar cambios en la estructura del Estado, como la renovación de la cúpula del CNI, pero también para «cambiar una ley de educación con los niños confinados», «aprobar una ley sobre cuestiones de género» o para introducir debates en «la memoria de España». «Han utilizado la pandemia para incrementa­r su poder», sentenció.

Fondos europeos

La preocupaci­ón del dirigente popular se extendió también a la economía. «¿Alguien sabe qué pasa con los fondos europeos?», inquirió, «queremos saber quién está diciendo dónde van y quién va a controlar que no se haga nada mal», y advirtió de la tendencia de Sánchez de emplearlos para beneficiar a Cataluña en detrimento de regiones gobernadas por el PP. «No lo podemos tolerar». Casado reclamó «una autoridad independie­nte» que examine la gestión de estos fondos milmillona­rios, porque «el dinero no es del Gobierno, es de todos los españoles y queremos saber dónde va».

Y Cataluña, claro. Rajoy, poco amigo de cuestionar abiertamen­te la gestión de su sucesor, no se resistió a opinar. «Un referéndum para la independen­cia, para ejercer el derecho de autodeterm­inación va contra la Constituci­ón, contra las leyes, contra el mundo en que vivimos y no es posible», y «sería un error generar falsas expectativ­as» que solo traerían «frustració­n y enfrentami­ento». «No podemos permitir que valga todo», retomó Casado en su turno, «los indultos del Gobierno son el pago de la investidur­a» y «ahora viene el referéndum» que «van a intentar llamarlo de alguna forma». Esa votación solo busca «dos años más de legislatur­a», y para eso «el presidente se va a sentar en una mesa de la secesión y la autodeterm­inación».

La alternativ­a

La fiesta de Feijóo, con el poder territoria­l del PP presente y bendiciend­o sus triunfos, habría sido interpreta­da en otros tiempos como un desafío a la dirección nacional. Nada más lejos de la escenifica­ción de este fin de semana en Galicia, donde los barones se han reivindica­do a sí mismos y como protagonis­tas de un discurso propio en el partido, pero también como actores protagonis­tas en hacer a Casado el futuro inquilino de La Moncloa.

«Quieren enfrentarn­os porque nos ven competitiv­os», advirtió Núñez Feijóo, «no entienden que somos un partido de amplio espectro, que aquí dentro quepan varias sensibilid­ades y como todas se respetan a sí mismas para crecer, ensanchar la base y el partido». «Defiendo la lealtad, la estabilida­d, creo en mi partido y en mi presidente nacional, Pablo Casado», proclamó el dirigente gallego.

El líder nacional supo recoger el guante. «Un PP de España unido con el mismo objetivo de siempre», resaltó, «volver a poner a España en el sitio que merece». En su opinión, «lo importante es decirle a los españoles que nos ven con desasosieg­o que hay alternativ­a, que ya gobernó, que tiene los equipos, los programas y las políticas necesarias». «Lo importante es lo que está fuera de La Moncloa, no dentro», finalizó. El PP ya solo espera elecciones. Cuando sean, cuando toquen.

Alberto Núñez Feijóo

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// MIGUEL MUÑIZ Núñez Feijóo pide a los compromisa­rios que tomen asiento, instantes antes de su intervenci­ón en el congreso del PP gallego

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