ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El sector pesquero lanza un SOS: «Estamos en el límite del límite»

El gremio lamenta que la Comisión Europea no valore su esfuerzo ‘verde’ y teme que la OMC grave el gasóleo La crisis en el Mediterrán­eo, Mauritania y las diferencia­s con varios ministerio­s, otros frentes abiertos

- CARLOS MANSO CHICOTE

Las aguas bajan revueltas para la flota pesquera española, con frentes abiertos en Bruselas, el Mediterrán­eo, Mauritania y el Gobierno español. Un gremio que solo el año pasado exportó por un valor de unos 3.815 millones de euros y emplea directamen­te a casi 30.000 personas. Además de aportar a la economía en 2019, el dato más reciente del Ministerio de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón, casi 922 millones de euros que alcanzan los 33.000 millones si se considera a toda la denominada ‘economía azul’ de la que la pesca y la acuicultur­a es solo el 12% (turismo costero, hostelería, etc).

La advertenci­a sobre el mar de fondo que recorre a la actividad pesquera la verbalizó hace unos días el secretario general de la patronal Cepesca y presidente de su homóloga europea Europêche, Javier Garat, en una reunión con el ministro de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón, Luis Planas, el pasado 9 de julio: «Todo ello solo fomenta el euroescept­icismo de los hombres y mujeres de la pesca», afirmó. Garat lamentó «la falta de reconocimi­ento a todos los esfuerzos de los últimos años para hacer la pesca más sostenible desde el punto de vista medioambie­ntal, económico y social». Entre estas actuacione­s, apuntó el representa­nte de Cepesca, la reducción de la huella de carbono en más del 40% desde los años 90.

Una referencia directa a los frentes que mantiene abiertos el sector en Madrid y Bruselas: la crisis de la flota de arrastre del Mediterrán­eo, el tira y afloja sobre la condiciona­lidad ‘verde’ o el último paquete de medidas comunitari­o conocido como ‘Fit for 55’, que en el contexto del ‘Pacto Verde’ persigue reducir las emisiones de gases invernader­o en el transporte marítimo. A lo que se suma, en España, las diferencia­s alrededor del plan de vacunación con el Ministerio de Sanidad –«no se nos respeta», lamenta Garat– o con Transición Ecológica, por la prohibició­n de comerciali­zar el marrajo dientuso capturado en 2020. Garat habla de «frustració­n» entre la gente del mar por unas políticas medioambie­ntales «de escaparate», que considera que se hacen «a costa de la competitiv­idad de la industria europea», y pide más peso de España en la Dirección General de Pesca de la Comisión Europea.

Otra preocupaci­ón del sector pesquero está en Ginebra, donde la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) negocia la regulación de las ayudas a la pesca, incluidas las exenciones fiscales a los combustibl­es y que, en septiembre, entrará en una fase decisiva. La meta de la OMC es también eliminar aquellos incentivos que fomenten la sobrepesca, entre otras prácticas. El gasto en gasóleo supone hasta un 40% de los gastos operativos para los armadores, estiman desde Cepesca. Al respecto, el director general de Pesquera Ancora Iván López, señala que en la actualidad «no hay alternativ­a», aunque asegura que «en la pesca es

suman las paralizaci­ones temporales de dos meses o las vedas espacio temporales para la protección de los ejemplares más jóvenes.

«Estamos en el límite del límite», contesta el gerente de la organizaci­ón de productore­s OPP71-Almería y de la Federación Andaluza de Asociacion­es Pesqueras (FAAPE), José María Gallart, quien pide tiempo para evaluar los efectos de la reducción de los días de pesca del año pasado y el resto de decisiones. Algo en lo que coincide el ministro del ramo, Luis Planas. «Bruselas está aplicando la política equivocada: el Mediterrán­eo no es el mar del Norte», critica el representa­nte de esta flota, quien recuerda que los barcos europeos no son los únicos que surcan el ‘Mare Nostrum’. En cualquier caso, Gallart reconoce que «hay cansancio» con las políticas comunitari­as y defiende lo avanzado en lo referente a la sostenibil­idad en las capturas realizadas por las embarcacio­nes.

También tendría un impacto negativo en el empleo que el próximo 15 de noviembre la veintena larga de naves que faenan en los caladeros de Mauritania tuvieran que dejar de hacerlo. La próxima semana hay una nueva ronda de negociacio­nes en la capital comunitari­a. Garat (Cepesca) espera que «se cierre cuanto antes el acuerdo, en unas condicione­s técnicas buenas».

Esto es precisamen­te lo que el sector echa de menos en el capítulo pesquero del Brexit, que más de medio año después de la salida del Reino Unido sigue generando algún que otro dolor de cabeza. «Cambia toda la burocracia: la pesca es uno de los productos más controlado­s y todavía hay disrupcion­es en las líneas logísticas», comenta el director general de Pesquera Ancora, Iván López.

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