ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Un equipo ambicioso a pesar de las ausencias
España afronta los Juegos con claras opciones de medalla, buscando superar las 17 de Río incluso sin la presencia de figuras ilustres como Rafael Nadal o Carolina Marín
Juegos Olímpicos
Lucen ya las banderas en los balcones de la Villa Olímpica, testigos orgullosos de la presencia de deportistas en Tokio. Allí llegó, al fin, el grueso de la delegación española que buscará desde el próximo viernes mejorar los resultados obtenidos hace cinco años en Río. Palabras mayores, pues la cosecha en la capital brasileña fue fantástica, con 17 medallas y más oros que nunca (7) desde la mágica cita de Barcelona. No será sencillo, pues la pandemia ha trastocado los planes de preparación de los deportistas, que apenas podrán preparar su cita en Japón, donde los tiempos están medidos y no se le permite a nadie llegar mucho antes ni marcharse mucho después. Los Juegos que aplazó el coronavirus han acogido a figuras como Pau Gasol o Beatriz Ferrer-Salat (serán los quintos Juegos para ella), lesionados ambos hace un año y felices por poder volver a una cita olímpica. La última para el catalán, que será una de los rostros nacionales en Tokio. También lo serán, en este caso por no asistir, Rafael Nadal o Carolina Marín, golpeados por las lesiones y ausentes en la capital nipona. Dos bazas claras de medallas que se han esfumado, pero que no evitan que se mantenga la ilusión dentro de la expedición que comandarán Saúl Craviotto y Mireia Belmonte en la inauguración del próximo viernes.
Abanderados por partida doble que exhibirán al mundo una imagen de igualdad que el Comité Olímpico ha querido reforzar también instaurando la paridad en la participación por primera vez en la historia.
DEPORTES DE EQUIPO. No hay un aspecto que mida mejor el potencial deportivo de un país que su capacidad para competir como colectivo. En Tokio, España estará representada por nueve equipos y contará con opciones de subir al podio con todos ellos. Especialmente potente es la selección de fútbol, que en su vuelta a los Juegos (no participó en Río 2016) quiere brillar como antaño. Para ello, Luis de la Fuente se ha llevado a varios integrantes del equipo que tan buen sabor de boca ha dejado en la Eurocopa, con Pedri, Oyarzabal, Unai Simón, Eric García, Pau Torres o Dani Olmo como grandes exponentes. También la canasta apunta alto, con ambas selecciones entre las favoritas para el podio. Será el último campeonato de Pau con España y el pívot quiere despedirse a lo grande. En hockey hierba, como en balonmano o waterpolo, la situación de igualdad hace que sea tan probable alcanzar la gloria como quedarse fuera a las primeras de cambio. En definitiva, hay mimbres para salir de Tokio como la gran potencia colectiva del mundo.
PIRAGÜISMO. El deporte que más medallas le dio a España en Río apunta alto también en Tokio 2020. Ahí estará de nuevo Saúl Craviotto, punta de lanza de un K4 que no se conforma con nada que no sea el oro. Es el objetivo del abanderado, que podría doblar y participar también junto a Arévalo en el K1 200. En esa misma distancia, aunque en categoría femenina, participará Teresa Portela, leyenda nacional con sus seis participaciones olímpicas, a la que solo le falta una medalla olímpica en su palmarés. Bronce en el pasado Mundial, sueña con ella la gallega como también lo hacen Cubelos y Peña en el K2 1000 o Maialen Chourraut en aguas bravas. Potencial mayúsculo para que la piragua nacional vuelva a ser protagonista en Tokio.
HALTEROFILIA. No ha sido un ciclo olímpico sencillo para nadie y tampoco para Lydia Valentín. Castigada por las lesiones y obligada a subir de categoría (competirá en 87 kg.), la triple medallista olímpica buscará superar los obstáculos y lograr en Tokio un nuevo podio. Su clasificación estuvo cargada de incertidumbre, pues una gastroenteritis le dejó sin ir al Europeo, pero se ha sobrepuesto y llega a Japón dispuesta a colgarse otra medalla.
GOLF. En un deporte tan complicado ni siquiera el campeón del US Open tiene asegurado el éxito. Jon Rahm es, eso sí, uno de los favoritos para alzarse con la victoria en el torneo olímpico donde no estarán Sergio García, Dustin Johnson o Louis Oosthuizen, el rival que sucumbió ante el vasco en Torrey Pines hace varias semanas. Para Rahm, representar a España es un honor irrenunciable y ser olímpico, una ilusión. Alcanzar la gloria completaría un año fantástico para él tras haber ganado su primer grande.
KÁRATE. Japón, la cuna de las artes marciales, acogerá por primera vez el kárate como deporte olímpico y no puede haber mejor noticia para España. Sandra Sánchez y Damián Quintero son sinónimo de medalla. Sería una sorpresa mayúscula no verlos celebrando. También el judo y el taekwondo anticipan alegrías. Niko Shera, doble campeón del mundo, es la cabeza visible del judo nacional, que acude a Tokio con siete representantes en busca de una presea que le devuelva los focos 21 años después del oro de Isabel Fernández. El taekwondo, por su parte, quiere reivindicarse
lada, cuentan ya con atletas valiosos como Danny León, skater que sueña con hacer historia y convertirse en el primer campeón olímpico sobre un monopatín. También Alberto Ginés tiene ilusiones fundadas con los Juegos aunque quizá, a sus 17 años, ese sueño debe esperar a París 2024.
ATLETISMO. El deporte más puro y el más clásico de los Juegos esconde varias opciones de alegría para España. La más clara, como en Río, es la de Orlando Ortega en el 110 vallas, aunque el atleta ha tenido un ciclo olímpico complicado. Junto a él, Peleteiro y la marcha emergen como alternativas sin olvidarse de Katir, el fondista que llega a Tokio en un estado de forma brutal tras haber roto tres récords de España de manera consecutiva.
OTROS DEPORTES. Duele mirar a la piscina sin apenas ilusión, pues sería una sorpresa que Mireia Belmonte alcanzara esta vez el podio. También lo sería que lo hiciera Hugo González, campeón de Europa en 200 estilos, aunque aún lejos de los mejores del mundo. El tiro olímpico, el triatlón (Mola, Alarza y Gómez Noya), el remo, la esgrima o la gimnasia esconden también posibles opciones de medalla, confirmando que España cuenta con una gran salud polideportiva a pesar de los problemas derivados de la pandemia que han complicado mucho el camino de los atletas a Tokio.