ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Sánchez busca aliados tras los fiascos con Marruecos y EE.UU.
La crisis con Marruecos y el ninguneo de la Administración Biden suponen pesadas losas en su política exterior El presidente potencia su presencia en otros países africanos y busca apoyos en el este de Europa ante la migración
Superados los meses de mayo y junio con mucho desgaste a sus espaldas, tras la severa derrota en la Comunidad de Madrid y con la decisión de indultar a los presos independentistas, el presidente del Gobierno ha intentado con la remodelación de Gobierno recuperar el control de los tiempos políticos. Llevar la actualidad por otros derroteros para concluir a finales de este mes el curso político con buen sabor de boca.
En esta intención destaca especialmente la agenda internacional del presidente, que es lo que más le gusta. Con el relevo de Arancha González Laya como ministra de Asuntos Exteriores, tras solo año y medio en el cargo, y su sustitución por José Manuel Albares, se pone de manifiesto la necesidad que en La Moncloa sentían de dar un nuevo impulso a su política exterior.
Antes de ese cambio, Pedro Sánchez estuvo la pasada semana tres días de gira por los países bálticos. Ya tiene preparado un viaje de carácter económico a Estados Unidos esta semana, entre el 20 y el 24 de julio. Para el arranque del curso político tras el parón estival está proyectada una visita por Kenia y Egipto. Nada es casualidad.
Durante su visita a Letonia, Lituania y Estonia, el presidente del Gobierno ha puesto en valor el papel de las tropas españolas sobre el terreno, fundamentales para estos países por su proximidad a Rusia. El respeto a la ‘integridad territorial’ de estos países y su asimilación como fronteras europeas fue uno de sus mensajes fuerza durante estos tres días. Sánchez fue especialmente sensible con la crisis migratoria que vive Lituania por los flujos de irregulares que envía el dictador bielorruso, Alexander Lukashenko. La pasada semana amenazó a la Unión Europea con inundar los territorios comunitarios con una «marea de inmigrantes», permitiendo el paso a miles de refugiados procedentes de Afganistán, Siria e Irak. Lituania es el país más afectado.