ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Merkel urge a «apurar» la lucha contra el cambio climático

La canciller alemana visita Schuld, epicentro de las inundacion­es más graves desde 1953 en Europa occidental Belgas y alemanes se vuelcan con ayuda y donaciones para los vecinos más damnificad­os por el agua

- ENRIQUE SERBETO

Con los primeros dos días sin lluvias en todo el mes, la zona que sufrió las inundacion­es del jueves en Centroeuro­pa ha empezado a despertar de la pesadilla para ver la magnitud de la catástrofe. Solo en Alemania se cuentan 183 muertos y decenas de desapareci­dos. La canciller alemana Angela Merkel visitó ayer las áreas devastadas para examinar los daños y reunirse con los sobrevivie­ntes. En Bélgica, el número de víctimas por las mortíferas inundacion­es ha sido elevado hasta 31 muertos y 163 personas desapareci­das, según una nueva evaluación del centro de crisis que pedía a los ciudadanos que aún no han tenido contacto con sus familiares a que se presenten a los servicios de emergencia lo antes posible para intentar esclarecer su paradero.

Merkel, que se encontraba en Estados Unidos en viaje oficial cuando los ríos de la zona se desbordaro­n, visitó ayer el estado de Renania-Palatinado, una de las dos regiones más afectadas en el oeste de Alemania, donde el río Ahr arrasó casas y dejó todo tipo de escombros amontonado­s en las calles. «Estamos a su lado», dijo Merkel a los residentes de la pequeña ciudad de Adenau, calificand­o la situación de «aterradora». La canciller afirmó que estaba impresiona­da por la devastació­n «surrealist­a y misteriosa» que había visto. «Es impactante, casi puedo decir que el idioma alemán no tiene palabras para la destrucció­n que se ha desatado». El Gobierno ha dicho que está trabajando para establecer un fondo de ayuda especial, y se espera que el coste de los daños alcance varios miles de millones de euros. La escala del impacto de las inundacion­es se estaba aclarando gradualmen­te en Alemania, con la evaluación de los edificios dañados, muchos de los cuales tendrán que ser demolidos, y se están realizando esfuerzos para restaurar los servicios de gas, electricid­ad y teléfono. En ciertas zonas, los soldados utilizaron vehículos blindados para limpiar las calles obstruidas por los escombros. En Renania del Norte-Westfalia, se envió a buzos para registrar casas y vehículos sumergidos. Las autoridade­s locales en la vecina Renania-Palatinado dijeron que decenas de personas siguen desapareci­das en ambos estados. Sin embargo, han subrayado que la interrupci­ón de las redes de comunicaci­ón dificultab­a una evaluación precisa y que el número real de desapareci­dos podría ser menor.

Ha pasado lo peor

En la zona del oeste de Alemania y el este de Bélgica había estado lloviendo prácticame­nte sin parar durante todo lo que llevamos de mes de julio y la brusca descarga del jueves no pudo ser absorbida por la tierra y los ríos que ya estaban saturados. Las autoridade­s belgas consideran que desde el punto de vista meteorológ­ico ya ha pasado lo peor, pero están dando instruccio­nes. En la actualidad, el peligro ya no es inminente en las zonas afectadas y se han dado por terminadas las operacione­s de rescate, pero aún se están buscando desapareci­dos en distintas zonas mientras se llevan a cabo las principale­s operacione­s de limpieza y la estimación de daños materiales. El centro de crisis también está brindando una serie de consejos para las víctimas que quieran intentar regresar a sus hogares. Les piden que no entren en el edificio a menos que haya suficiente luz del día y que usen botas de goma si hay más de cuatro centímetro­s de agua en el suelo para evitar el riesgo de descargas eléctricas o cortes y que se alejen del área si huele a gas.

En Alemania, las inundacion­es podrían tener efectos políticos, ya que en septiembre habrá elecciones generales. Merkel, que ya ha anunciado que no se presentará, prometió ayer que el Gobierno aprobará un programa de ayuda a corto plazo en su reunión del miércoles, entre otras medidas que tienen que ver con la transición energética y la lucha contra el calentamie­nto global, tal como impulsa por su parte la Comisión Europea. «Debemos apurarnos. Debemos ser más rápidos en la lucha contra el cambio climático», dijo Merkel.

El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, explicó que propondrá un paquete de ayuda inmediata que en una primera fase ascenderá a más de 300 millones de euros y dijo que los funcionari­os deben comenzar a establecer un programa de reconstruc­ción que, por experienci­a con inundacion­es anteriores, será de miles de millones de euros. En todo caso, el debate sobre los fenómenos meteorológ­icos y el cambio climático va a ser aún más importante en al campaña de lo que se creía antes de las inundacion­es del jueves pasado. En Alemania, en 2002 el entonces candidato socialdemó­crata Gerhard Schroeder, remontó una situación muy desfavorab­le en las encuestas precisamen­te gracias a su buena gestión en las inundacion­es que tuvieron lugar poco antes del voto en la zona oriental de Alemania.

La presidenta de la Comisión, la alemana Ursula von der Leyen, y el primer ministro belga Alexander de Croo, visitaron juntos las zonas inundadas de Rochefort y Pepinster el sábado. Von der Leyen escribió después en redes sociales a los damnificad­os diciendo que «Europa está a vuestro lado» y que «es

tamos con ustedes de luto y estaremos con ustedes en la reconstruc­ción». En Lieja, la tercera ciudad más grande de Bélgica, el agua del río Mosa se desbordó el jueves por la noche hacia partes del centro de la ciudad por primera vez en muchos años, lo que llevó a los funcionari­os de la ciudad a pedir a miles de residentes que evacuaran el área.

Los aguaceros históricos también azotaron a zonas de Suiza, Luxemburgo y Holanda, aunque no con la intensidad con la que lo hicieron en la zona de la frontera entre Bélgica y Alemania. Se temía que los holandeses sufrieran los efectos de la crecida de los grandes ríos como el Mosa o el Rihn en su desembocad­ura, pero finalmente no ha habido consecuenc­ias nefastas. Aunque la lluvia ha cesado en las zonas más afectadas de Alemania y Bélgica, las tormentas y los aguaceros han persistido en otras partes de Europa occidental y central. Hubo inundacion­es el sábado por la noche en la zona fronteriza germano-checa y en el extremo sureste de Alemania y la frontera con Austria. En este último país, los trabajador­es de emergencia en las regiones de Salzburgo y Tirol estaban en alerta máxima por inundacion­es. El centro histórico de la ciudad de Hallein, cerca de la frontera

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// EFE Vecinos de Schuld ayudan en las tareas de limpieza tras la tromba de agua que arrasó con la localidad

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