ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Cataluña teme que el aumento de casos colapse las UCI en diez días
Evalúa aplazar las vacaciones del personal sanitario y desprogramar cirugías
La quinta ola pandémica avanza encrespada y sin visos de remitir en Cataluña, donde día a día sigue aumentado la cifra de pacientes hospitalizados –en su mayoría jóvenes no vacunados– y la de los ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Las estadísticas no dan tregua y las autoridades sanitarias se preparan para unas semanas complicadas, en las que los hospitales deberán afrontar esta virulenta embestida del virus con las plantillas a medio gas, ya que parte del personal toma vacaciones.
La Generalitat intenta capear un escenario epidemiológico que nunca imaginó para julio, impuesto por la nueva variante Delta, mucho más contagiosa, que ha ido propagándose impunemente entre una población confiada pese a no estar aún inmunizada. La directora del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Gemma Craywinckel, lamenta que las medidas contra esta quinta ola pandémica se hayan tomado tarde y estén impactando ya en la red hospitalaria y asistencial.
«Sí se ha ido tarde»
«Desde el punto de vista del CatSalut, del impacto en los usuarios y en el sistema sanitario, debo decir que sí se ha ido tarde», reconoció ayer la responsable sanitaria en una entrevista concedida a Rac1. Craywinckel se atrevió a poner fecha al que se augura como el momento más crítico de este nuevo azote del coronavirus en Cataluña. Según vaticinó, si la tensión sobre los hospitales no remite, en solo diez días las UCI podrían estar desbordadas, ya que a finales de mes los pacientes críticos –que ayer eran 297, veinticinco más que el sábado– pueden alcanzar los 400 ó 500.
«Llegar a una ocupación de 400 en verano, cuando muchos profesionales están de vacaciones, tiene el mismo efecto que alcanzar los 600 pacientes el resto del año», dijo la responsable sanitaria. Ese escenario, implicaría, según avanzó, «tener que desprogramar operaciones». La cifra de pacientes hospitalizados –ayer 1.545– alarma a las autoridades sanitarias. «Es un porcentaje muy elevado de hospitalización, ya que estamos en verano con menos personal en los centros. Tenemos un problema gravísimo de personas y manos», afirmó la directora del Servicio Catalán de la Salud, quien no escondió que «el sector está francamente preocupado».
El nuevo zarpazo del virus llega en un momento en que los sanitarios, que el verano pasado apenas pudieron descansar porque aún no había vacunas y la incidencia volvió a aumentar en julio, «están agotados». «El personal lleva tres semanas diciendo que esto es insostenible, debemos tomar medidas», añadió. Craywinckel reconoció que «la gente necesita un descanso», aunque dejó entrever que «algunos no lo tendrán». Preguntada sobre si la Generalitat prevé hacer volver a trabajar a profesionales que están de vacaciones, puntualizó que «hacer volver a gente de vacaciones es una línea roja que intentaremos no cruzar», aunque dejo claro que será inevitable si la situación empeora.
«No ha calado el miedo»
La directiva del CatSalut lamentó que a diferencia de otras olas «en esta no haya calado el mensaje del miedo al contagio». «El miedo ayuda en las medidas de prevención. Éstas no están pensadas para evitar que las UCI se llenen; eso nos preocupa a los sanitarios, son porque la situación puede tener impacto en la población. Cuánta más gente afectada a alguien lamentablemente le tocará » , subrayó Craywinckel. En este sentido, recordó que en las UCI hay pacientes menores de 40 años y también hay casos de Covid persistente.
Menores de edad
Ayer en las unidades de críticos catalanas había dos personas entre 10 y 19 años y una entre 0 y 10 años. «Son casos muy esporádicos que ha habido en otras olas», señaló la responsable del CatSalut aludiendo al ingresado más joven. No obstante, hizo un llamamiento a mantener la guardia contra el virus. «Hemos banalizado la situación», aseguró. Craywinckel admitió que las decisiones que se tomaron en Cataluña «quizás no fueron las mejores» y que la desescalada «no ha sido tan lenta y progresiva como debería». «No obstante –añadió–, en aquellos momentos había un clima social que hacía muy necesaria la reapertura».
La preocupante situación epidemiológica ha llevado también a la Generalitat a endurecer el actual protocolo en las residencias de ancianos. Las nuevas medidas, que entrarán en vigor mañana, contemplan, entre otras acciones, aumentar las pruebas PCR semanales a los profesionales no vacunados de una a tres, y a los profesionales que hayan recibido la pauta completa realizarles una prueba por semana.
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