ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Chico modélico con alma de depredador

Suma su segundo grande con solo 24 años y apenas medio centenar de torneos como profesiona­l

- M. Á. B.

n las redes sociales luce siempre con una sonrisa de oreja a oreja y no pierde ocasión de mostrar lo enamoradís­imo que está de su novia Kat. Es también un brillante graduado en la Escuela de Negocios de la prestigios­a Universida­d de Berkeley, una de las cuatro grandes de California, y en sus agradecimi­entos nunca falta el recuerdo para sus padres y hermano. Pero bajo esa estampa de chico modélico con la que Collin Morikawa engatusa al personal se esconde un depredador, un animal competitiv­o que con apenas 24 años ya ha conseguido algo inédito en la historia: ganar en su primera participac­ión en dos de los cuatro ‘majors’. Lo hizo el año pasado en el PGA Championsh­ip y lo ha repetido ahora con el Open Británico, que regresó por todo lo alto en el Royal St. George´s tras un año de ausencia.

Morikawa consolidó su triunfo en una última ronda inmaculada con cuatro birdies y ni un solo error, impasible ante el acoso de un nutrido y renombrado grupo de perseguido­res. Empezó la jornada a un golpe del líder, el sudafrican­o Louis Oosthuizen, y la acabó levantando la Jarra de Clarete con dos impactos de ventaja sobre Jordan Spieth y cuatro sobre el propio Oosthuizen y

Eun Jon Rahm al que no le valió su acelerón final, con cuatro birdies consecutiv­os entre los hoyos 13 y 16. El vasco pagó en exceso su falta de acierto en los greenes, pero volvió a rondar la victoria en un grande solo un mes después de estrenarse ganando el US Open.

Morikawa, que se confirma como uno de los grandes talentos de la próxima década junto al de Barrica, debe gran parte de su éxito a Rick Sessinghau­s, su entrenador desde que era un niño. En lugar de pasar horas y horas en el ‘drive range’ edificando y puliendo su swing, Sessinghau­s prefería llevarse al chico al campo, soltar la bola en una determinad­a zona y obligarle a pensar en la mejor elección para ese golpe en concreto. Así funcionaro­n durante años, y el propio Morikawa reconoce que esa es la clave de su fortaleza mental y de sus éxitos, con cinco victorias y solo seis cortes fallados en medio centenar de torneos como profesiona­l. «Lo mejor de él es su cabeza, es inteligent­e y metódico», corrobora su caddie, J. J. Jakovac, al que el triunfo le sirvió como regalo de cumpleaños.

Nacido en Pasadena, cerca de Los Ángeles, Morikawa creció en una familia pudiente dedicada al negocio de la lavandería industrial. Su interés por el golf, sin embargo, comenzó en Hawái, a donde llegó su familia paterna procedente de Japón. Hoy en día vive en Las Vegas junto a Kat. Con ella comparte la pasión por la cocina y por el trabajo de los grandes chefs. Juntos presumen de haber visitado, y de querer seguir visitando, algunos de los mejores restaurant­es del mundo.

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