ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La incertidumbre en la recuperación y los avisos de derogar la reforma laboral marcan una recuperación lenta
España ha comenzado el verano con el buen sabor de boca que deja en la actividad económica el turismo y la vacunación masiva. Las mejores perspectivas de los meses cálidos propiciaron una buena dinámica del empleo en el segundo trimestre que hicieron que entre la ocupación creada y la reducción de los ERTE se sobrepasaran las 600.000 personas de nuevo en activo en el mercado laboral. Ahora bien, estos buenos datos enmascaran otra realidad, mucho más cruda, que se vive en el delicado ecosistema empresarial español, que aún sigue derruido y registrando niveles inferiores a los de febrero de 2020 en términos de empresas activas.
Así lo reflejan las estadísticas de la Seguridad Social, que desvelan cómo los códigos por cuenta de cotización (algo así como el DNI de cada compañía y que por tanto es un termómetro muy fiel del número de empresas activas) siguen aún muy por debajo de los niveles prepandemia. Según los datos hasta mayo de 2021, a la importante caída de empresas activas que provocó el confinamiento, donde se perdieron un 11% de compañías, le ha seguido una recuperación limitada y la que le queda por recuperar el 7,2% de lo perdido. Así, a finales de mayo la Seguridad Social tenía afiliadas a 1.406.455 empresas frente a las 1.489.733 que había en febrero de 2020, antes de la pandemia. Es decir, 83.278 compañías han dejado de cotizar.
Esta realidad contrasta, sin embargo, con la vivida en los registros de los ERTE, en los que las estadísticas están únicamente un 3,6% por debajo del nivel prepandemia. «Uno de los elementos más preocupantes de esta crisis es que entre tanta propaganda y comentario gubernamental nos estamos olvidando de que España ha perdido empresas cotizando, que los beneficios empresariales y el valor añadido bruto que las empresas están aportando a la economía española están cayendo. Y pese a la recuperación que estamos experimentando hay mucha distancia de los niveles no ya de 2020 sino por debajo de lo que corresponderían a un crecimiento normal para una economía que muestra señales de una recuperación fuerte y sostenible», asegura el doctor en Economía Daniel Lacalle.
En un reciente informe elaborado al respecto, la consultora Afi apunta también a que aún pesan demasiadas incógnitas, lo que estaría atenazando la recuperación del ecosistema empresarial, muy sensible a las incertidumbres sobre el futuro. «La incertidumbre que pesa todavía sobre la intensidad de la recuperación económica hará, probablemente, que la recomposición del tejido productivo sea más tardía que la del empleo», asegura.
El diverso impacto que ha tenido la crisis en los distintos sectores económicos también ha dejado su reflejo en el censo empresarial. Y es que mientras en los datos de afiliación de trabajadores por sectores casi dos tercios de estos ya han recuperado los niveles de afiliación de febrero, los códigos de cotización de las empresas ofrecen un panorama completamente diferente, con menos de un 5% ded sectores superando el umbral de febrero.
«El impacto negativo en creación de empleo potencial e inversión es también muy importante porque se están destruyendo empresas que tenían empleados y niveles de cotización a la Seguridad Social, beneficios y actividad profesional relevantes por empresas de nueva creación que generan mucho menos empleo y por supuesto menos inversión», alerta Lacalle.
No todos los analistas, sin embargo, coinciden en la recuperación del mercado laboral. Francisco Aranda, presidente de la patronal española de logística UNO y experto en mercado de trabajo, critica la política en el terreno laboral que está llevando el Gobierno y alerta sobre las consecuen