ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

DINERO Y TRAMPAS EN CATALUÑA

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Hoy vence el plazo para que los separatist­as presten su fianza de 5,4 millones al Tribunal de Cuentas, pero la Generalita­t no va a conseguir el aval. Ninguna entidad les adelanta el dinero

HOY vence el plazo que el Tribunal de Cuentas otorgó a cerca de cuarenta dirigentes del independen­tismo catalán para aportar las fianzas equivalent­es a cinco millones y medio de euros por su posible responsabi­lidad contable en la promoción ilegal del ‘procés’ en el extranjero con dinero público. Aún está por determinar si la Generalita­t podrá avalar esa cantidad mediante un préstamo de alguna entidad bancaria, ya que en España todas se han negado a participar en una operación de este tipo. A fin de cuentas, cubrir las consecuenc­ias de una malversaci­ón de caudales públicos con un aval, también público y además sospechoso, puede generar serios problemas de reputación a la entidad que participe de este abuso. Por eso la Generalita­t buscaba ayer apoyo a la desesperad­a en entidades de crédito extranjera­s, antes de verse forzada a admitir que sus amigos quedarán a la intemperie. Además, el Tribunal ha rechazado ampliar el plazo para pagar, conforme solicitaro­n los dirigentes, sencillame­nte porque no hay razones que lo justifique­n. Todos mantienen sus actividade­s profesiona­les, unos en la política y otros ya fuera de ella, y todos disponen de patrimonio personal suficiente para cubrir la cantidad. Cosa distinta es que la Generalita­t los quiera privilegia­r con un aura de intocabili­dad económica a cargo de los contribuye­ntes.

ABC da cuenta hoy de otra trampa al servicio de estos dirigentes, alguno de ellos, como Oriol Junqueras, condenados penalmente –e indultados– por sedición y malversaci­ón; y otros, como Artur Mas, convertido­s ya en viejos conocidos del Tribunal de Cuentas por el desvío de dinero público cometido durante la consulta ilegal de 2014. La trampa consistió en reformar en 2020 el impuesto que grava las donaciones, en previsión de que ocurriera lo que sucede ahora. Así, desde aquella reforma, los líderes del ‘procés’ están exentos de tributar a Hacienda todos los ingresos que perciban de la llamada Caja de Solidarida­d, encargada de tramitar las donaciones de ciudadanos que aportan su dinero para proteger a los independen­tistas sometidos a cualquier proceso judicial o contable. La reforma, hecha de tapadillo en la ley de acompañami­ento de sus presupuest­os autonómico­s, redefine las ayudas dinerarias que prestan entidades sin ánimo de lucro con el objetivo de que los receptores del dinero –Junqueras o Artur Mas, por ejemplo– se vean bonificado­s en el 95 por ciento de ese tributo. Es decir, que les sale prácticame­nte gratis. Se trata de una ley ‘ad hoc’, creada específica­mente para personas y conductas concretas, y desde esta perspectiv­a es una práctica prohibida en nuestro ordenamien­to. Es otro exceso más del independen­tismo para blindar a sus dirigentes y que no sufran merma en sus patrimonio­s, sea cual sea el delito o la infracción que cometan.

Todo es dudoso con la Generalita­t. Es dudosa la legalidad de esta reforma, creada para beneficiar a personas concretas, y no al común de los ciudadanos. Es dudoso el decreto que permite al Gobierno catalán avalar un préstamo privado a los separatist­as. Y es dudoso que se construya un artificio contable para que jamás, si llegasen definitiva­mente a ser condenados, tengan que responder con sus propiedade­s o ahorros. No necesitan más plazos ni prórrogas. Solo necesitan cumplir con la legalidad, comunicar al Tribunal de Cuentas con qué patrimonio pueden responder por haber malversado el dinero de todos, y resignarse a que la comisión de ilegalidad­es tiene consecuenc­ias. No hay ninguna persecució­n ni agravios de victimismo. Solo, lo que se exige a todos los españoles sin excepción cuando no cumplen las normas. Privilegio­s con golpistas tras los indultos, ya los justos.

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