ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Un legado que proteger y ennoblecer
Cada vez resulta más insólito encontrarse con una fotografía oficial de nuestro Jefe del Estado y nuestra bandera nacional en los centros educativos. En cambio, han aumentado las efemérides: el día de la Paz, de la No Violencia, de la Tolerancia, de la Discapacidad, de la Mujer, contra el Racismo, contra la Homofobia y la Transfobia, del Medio Ambiente... Parece adecuado conmemorar valores y buenos hábitos para sensibilizar y concienciar a los futuros ciudadanos adultos de nuestro país, pero hemos olvidado lo más importante, lo que nos conformó como ciudadanos libres y pertenecientes a una gran nación, la española, de la que debiéramos sentirnos muy orgullosos, recordando también a nuestros antepasados, que pusieron su granito de arena.
Hablemos a nuestros hijos de Numancia y Sagunto o de personajes que constituyeron esta cultura ya milenaria: los primeros emperadores romanos de origen hispano, como Adriano y Trajano; los dos Sénecas, el retórico y el filósofo estoico; Don Pelayo, que inició la reconquista; El Cid, que llegó a dominar el Levante peninsular al frente de sus mesnadas; de Isabel la Católica y Nebrija, el insigne humanista autor de la primera gramática castellana; o de la gran expansión cultural y civilizadora que representó el descubrimiento del Nuevo Mundo con sus prohombres, Hernán Cortés, Pizarro, Ponce de León, Núñez de Balboa; de la primera circunnavegación finalizada por Elcano; Carlos V y su imperio, donde no se ocultaba el sol; y si miramos al arte nos falta espacio: Cervantes, Lope, el Divino Herrera, Velázquez, Murillo, Goya...; los valientes tercios de Flandes o los héroes del Dos de Mayo y tantos otros que jamás renegaron de su patria y la defendieron hasta la última gota de su sangre. No olvidemos nada de lo anterior.