ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El Pequeño Nicolás es inmaduro y tiene un trastorno narcisista de la personalid­ad

- A. MARINA

Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como el ‘Pequeño Nicolás’, ha sido condenado a tres años de cárcel por hacerse pasar por un alto cargo del Gobierno durante un encuentro con un empresario en Ribadeo (Lugo) hace siete años. Esta pena se suma a la de un año y nueve meses que recibió en junio por falsificar un DNI para que otra persona hiciera por él las pruebas de acceso a la universida­d.

La condena al Pequeño Nicolás por el encuentro en Galicia –con el máximo directivo de la empresa de transporte Alsa– es de nueve meses por usurpación de funciones, además de dos años y tres meses por cohecho pasivo. Se aplica la atenuante analógica de anomalía psíquica y dilaciones indebidas.

En este sentido, los magistrado­s definen a Gómez Iglesias en la sentencia como un «individuo carente de antecedent­es penales pero que padece un trastorno de la personalid­ad con caracterís­ticas narcisista­s y de rasgos inmaduros, así como un trastorno adaptativo con sintomatol­ogía ansioso depresiva, situación que le condiciona­ba la percepción de la realidad, limitando levemente sus facultades cognitivas».

«Tirarme el pisto»

En su declaració­n ante el tribunal, el ya condenado afirmó que solo quería «parecer importante»: «Simplement­e, lo que yo quería era tirarme el pisto con el empresario y hacer un viaje pomposo. Porque con la edad que yo tenía y mi inmadurez, lo que yo quería era asemejarme a los mayores y tener más poder, por así decirlo, creerme poderoso. Pedí que fuera un viaje que pareciera que yo era una persona importante. Ese fue mi motivo. Yo quería parecer una persona importante, nunca una autoridad».

En agosto de 2014, Gómez Iglesias organizó, con solo 20 años, un almuerzo con un empresario en la localidad gallega de Ribadeo al que acudió haciéndose pasar, en calidad de funcionari­o público, como un enlace entre la Vicepresid­encia del Gobierno y la Casa Real. Al empresario le garantizó que al almuerzo «asistiría una persona muy importante de la Casa Real».

El Pequeño Nicolás se puso en contacto con J. G. H., un agente de la Policía Municipal de Madrid al que le prometió dinero a cambio de que le proporcion­ara los medios policiales necesarios para hacerse pasar por un cargo público.

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