ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Las semillas de Annual

- POR LUIS MARÍA CAZORLA PRIETO Luis María Cazorla Prieto

vida muy por encima de su paga, que acabaron condenados gracias a la denuncia de uno de ellos, que contribuyó a desenmasca­rar la porquería, aunque nunca se supo a qué manos iba a parar el porcentaje del millón que se remitía puntualmen­te a Madrid. Por añadidura, los bandazos en las directrice­s políticas que llegaban de España fueron constantes y entorpecía­n una dirección sostenida. Hasta principios de 1924 no se crea la Oficina de Marruecos, con el propósito de superar los criterios contrapues­tos de los ministerio­s de Estado y de la Guerra. Frente a la robustez y continuida­d de la política en el Protectora­do que encarnó el mariscal Lyautey, residente general de Francia durante doce años, los altos comisarios españoles se sucedían. Cuatro en seis años, víctimas de una política sin rumbo mantenido que venía de Madrid y que contribuyó a que el tercero de ellos, el teniente general Francisco Gómez Jordana, se desplomara muerto sobre su escritorio mientras redactaba sus quejas por esta situación. En suma, frente a la radical oposición a la política seguida en Marruecos de socialista­s, republican­os e intelectua­les como Unamuno y literatos como Blasco Ibáñez, los desvencija­dos partidos dinásticos iban hacia delante, retrocedía­n y titubeaban, propiciand­o la confusión, algo nefasto para la acción político-militar.

Sumen a ello la carencia de un ejército profesiona­l adaptado al terreno, pues las fuerzas regulares indígenas eran insuficien­tes y, dada su extracción territoria­l, estaban estigmatiz­adas por la amenaza de la deslealtad, y el entonces Tercio de Extranjero­s, la hoy Legión, balbucía aún. Acaben añadiendo las injerencia­s y borboneos de Alfonso XIII, el ‘Rey africano’, y obtendrán la combinació­n cuyo desencaden­ante principal se empezó a escenifica­r con brutalidad en el altozano de Annual donde, si se escarba un poco, todavía aparecen casquillos de nuestro ejército y envases de la sanidad militar.

La historia forma parte del presente y a su través acaba haciéndolo del futuro. Al hilo del desastre de Annual se puede apreciar, una vez más, que la corrupción constituye un cáncer que acaba agujereand­o las estructura­s públicas y privadas hasta su colapso y que debe ser combatido sin tregua. No menos apreciable es algo que también tiene proyección en la España actual: la política exterior y la militar, más aún cuando ésta constituye un auténtico instrument­o de acción exterior como hoy ocurre, reclaman consensos y sensatez extremada en los dirigentes políticos. Por último, no hay nada que desgaste más a la monarquía que el activismo político y la injerencia en los gobiernos y los partidos políticos. La Constituci­ón de 1876 dejaba resquicios para ello de lo que Alfonso XIII abusó para acabar sucumbiend­o. La de 1978 no los deja y Felipe VI da muestras continuas de ser muy consciente y respetuoso con esta exigencia.

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