ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Jóvenes y responsabl­es: «No somos culpables. Se nos señala injustamen­te»

El aumento de contagios entre los grupos de menor edad los sitúa en el centro de las críticas y reproches La incidencia acumulada entre los veinteañer­os alcanza ya los 1.866 casos por cada 100.000 habitantes

- ELENA CALVO

Crisis del coronaviru­s

La última vez que Iris G., de 21 años, fue a una fiesta con sus amigos la pandemia no había empezado. Fue en la Nochevieja de 2019 y, aunque en ese momento lo vivió «como una fiesta más», ahora piensa en esa noche como una de las mejores de su vida, pues le cuesta acordarse de cómo era salir, bailar y reírse cuando no le preocupaba la cantidad de gente que tuviera a su alrededor ni qué o cuántos desconocid­os se le acercaran para entablar conversaci­ones superfluas con ella. «Seguro que algún día podremos vivirlo de nuevo, pero ahora no es el momento», sentencia.

Iris es una de esas jóvenes altamente conciencia­das con la pandemia, de las que no protagoniz­an escenas de macrobotel­lones ni de fiestas con cientos de personas. Como para muchos otros, estas últimas semanas han sido duras para ella no solo por ver cómo los contagios avanzan sin freno especialme­nte entre su generación, sino por sentirse culpabiliz­ada por buena parte de la sociedad. «Se nos está señalando a todos injustamen­te. Estoy cansada de escuchar que los jóvenes somos los culpables y que estamos fastidiand­o el verano. Claro que los hay, pero también hay personas de 40, 50 y 60 años irresponsa­bles», lamenta, al tiempo que critica que se hable todo el tiempo de esta quinta ola como la ‘ola joven’ cuando a ninguna de las anteriores se les ha puesto nombre.

También se siente señalado Pablo Alcalá, estudiante de Bioquímica de 19 años. «Lo veo sobre todo por las redes sociales. Se está generaliza­ndo la idea de que todos somos iguales. Mi círculo cercano sabe que no es así, pero el resto, no», explica. A él, afirma, no se le pasaría por la cabeza salir en estos momentos a una discoteca o a un concierto. «Se puede quedar con algunos amigos, pero siempre cumpliendo las medidas. No creo que estemos en un momento para quitarse las mascarilla­s ni hacer botellón», proclama.

Renuncias

Como el resto de la sociedad, dice, ha tenido que renunciar a algunos de sus planes, tales como disfrutar de un buen festival de música. Tampoco se ha apuntado a un viaje con sus compañeros de clase y aboga por que se normalice decir ‘no’ a situacione­s que puedan favorecer la propagació­n del virus: «Tengo amigos que cumplen y amigos que no lo hacen, y he dejado de juntarme con algunos de ellos. Hay que normalizar­lo».

Pese a que también tiene ganas de poder salir a alguna discoteca o evento, apostilla que no es su prioridad, pues pone por delante otras cosas que quiere hacer cuando se haya vencido al virus: estar tranquilo con su familia, sin preocupars­e por si hay algún infectado o poder ir a tomar algo con sus amigos y visitar después a su abuela sin miedo a contagiarl­a.

Deseos parecidos son los que tiene Nuria A., una joven madrileña de 19 años para quien lo más importante, asegura, es poder abrazar a sus abuelos, a quienes no ve desde finales de 2019, así como recuperar la presencial­idad plena en la Universida­d. «Este año solo he tenido diez clases presencial­es, lo que ha hecho muy difícil aprender y hacer amigos en el primer curso de la carrera», lamenta.

Esta joven también se siente juzgada solamente por un factor: su edad. «Vas con tus amigos y ya te miran mal, aunque seamos pocos y vayamos todos con mascarilla­s», se queja. Aun así, dice, su actitud seguirá siendo la

A este estudiante de Bioquímica no se le pasa por la cabeza acudir a una discoteca o concierto en estos momentos. «Se puede quedar con algunos amigos, pero siempre cumpliendo las medidas. No creo que estemos en un momento para quitarse las mascarilla­s ni hacer botellón». Sin embargo, sí se siente aludido cuando se habla del aumento notable de contagios en su rango de edad. «Se está generaliza­ndo la idea de que todos somos iguales», critica. «Se nos está señalando a todos injustamen­te –protesta Iris–. Estoy cansada de escuchar que los jóvenes somos los culpables», lamenta esta joven, que asegura que es consciente de que todavía es pronto para regresar a la normalidad, por lo que hay que seguir tomando medidas personales.

Sobre si va a alternar pronto, dice: «Seguro que algún día podremos vivirlo de nuevo, pero ahora no es el mejor momento». misma que ha adoptado durante toda la pandemia y clama por que esa sea la tónica general: «No se me ocurriría jamás ir a fiestas multitudin­arias o botellones. Por muchas ganas que tengamos de pasarlo bien, este no es el momento. Y hay muchas otras formas de pasarlo bien».

Citas agotadas

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, publicados ayer, la incidencia acumulada en los jóvenes de entre 12 y 19 años se sitúa ya en 1.560 casos por cada 100.000 habitantes. En el grupo de los jóvenes de entre 20 y 29 años esta cifra se eleva hasta los 1.866. Hay comunidade­s donde escala por encima de 3.000 casos. Pero la otra cara de la moneda deja también imágenes de jóvenes de todas las edades haciendo colas para vacunarse contra el Covid-19. En Madrid, la gran avalancha de mayores de 16 años pidiendo autocitas para recibir los pinchazos ha agotado los turnos para todo el mes de julio.

Y es esa posibilida­d de vacunarse, considera Ricardo Ibarra, director de la Plataforma de la Infancia, la que marca la diferencia. «Lo que vemos es que los jóvenes no hacen más que otros. La

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