ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Sexo, mentiras y camas de cartón

- PÍO GARCÍA

i por los organizado­res fuera, los atletas vivirían en Tokio envueltos en papel de celofán, aislados y ocultos en cuevas de las que solo saldrían para competir. El miedo a los contagios y los casos positivos que ya se están registrand­o en la Villa Olímpica de la capital nipona hace que las autoridade­s vean con malos ojos actitudes que en otros Juegos eran incluso fomentadas. La necesidad de distancia social ha mandado al garete la antigua confratern­ización entre delegacion­es y deportista­s, de los que ahora se espera un comportami­ento frío y distante, poco expansivo.

En esta cruzada sanitaria, el sexo se ha convertido en un peligro acuciante. En los Juegos de Seúl, en 1988, se inició la costumbre de repartir condones entre los participan­tes para que dieran rienda suelta a sus pasiones sin compromete­r ni su salud ni su futuro. La tradiciona­l entrega de 150.000 preservati­vos se verificará también en Tokio como « forma de conciencia­r contra el peligro del VIH», pero los deportista­s solo los recibirán cuando se vayan del país. Mientras estén en Japón se espera de ellos un comportami­ento monacal. Las normas exigen explícitam­ente evitar «cualquier contacto físico innecesari­o».

Esta obsesión por limitar al máximo la lujuria, sin embargo, tiene poco que ver con la calidad de las camas de la Villa Olímpica. Hace unos días saltó la noticia de que la organizaci­ón

Shabía instalado ‘camas antisexo’, hechas de cartón, que no soportaban más de 200 kilos de peso. Fue un corredor de fondo americano, Paul Chelimo, quien advirtió en su cuenta de Twitter que las camas pretendían «evitar la intimidad entre los atletas » . Chelimo, un tipo menudo y filiforme, que no llega a los 60 kilos de peso, reconocía que en esos lechos podían apañarse bien cuatro como él, pero eso no impidió que su ocurrencia se propalara por la red y adquiriera el rango de noticia de impacto. Carne de pinchazo en las webs.

Cartón reciclable

En realidad, las 18.000 camas instaladas en la Villa Olímpica se encargaron antes de que comenzara la pandemia. Según la empresa que las fabrica, la japonesa Airweave, el material elegido, el cartón, no solo puede llegar a ser más resistente que la madera o el acero, sino que además es reciclable. Para desmontar la patraña de las camas ‘antisexo’, un gimnasta irlandés, Rhys McClenagha­n, colgó un breve vídeo en Twitter saltando alegrement­e sobre su colchón mientras clamaba contra este ejemplo de ‘fake news’. La propia organizaci­ón le agradeció que en trece segundos hubiera «acabado con el mito».

No obstante, aunque las camas de la Villa Olímpica japonesa, como ha demostrado McClenagha­n, están preparadas para resistir lo que haga falta, el mensaje no cambia: Tokio 2020 quiere que estos sean unos Juegos sin sexo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain