ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La anchura de Occidente

Lo que es malo para Biden es bueno para Sánchez, aunque este no pinte nada

- ROSA BELMONTE

OE Biden sigue dando sus saltitos. Si en Estados Unidos supieran quién es Chiquito de la Calzada, estarían de acuerdo con que Biden hace esos movimiento­s ridículos mucho peor que el gran malagueño. También se tapa con la carpeta peor que Villarejo. Claro que sabemos de qué va la impostura de ChiquiBide­n, de eso que reconoce Fernando Savater. Que los viejos tienen que fingir que son jóvenes porque quien no es joven está enfermo en esta sociedad, porque si no quieres ser excluido tienes que fingir ser joven hasta la tumba. Biden tiene 78 años. Los mismos que va a cumplir Julio Iglesias, que salió a decir en Instagram que no le tocaran el gwendolyne. Por suerte no lo dijo subtitulad­o en un ‘reel’ de Instagram con movimiento­s de manos y chocando puñitos como tantos retratados mentales (y lo mismo son cardiólogo­s, lo que nos reafirma en la sociedad infantil e idiotizada que tenemos). Como había rumores sobre su salud, Julio Iglesias dijo que está como tiene que estar con la edad que tiene (y ya conocemos sus problemas de espalda de toda la vida, ¿o creen que uno se pone un taburete en el escenario porque hace bonito?). En ‘Mis conversaci­ones privadas con Franco’, de su primo Francisco Franco Salgado-Araujo, este le recuerda en 1966 que lo que cotizaba era su edad y las varias clases de enfermedad­es que tenía: «La única enfermedad que tengo son mis setenta y tres años, y desde luego es bastante como para no hacerme ilusiones de que voy a vivir muchos años más».

Martin Amis decía de su padre, Kingsley, que «escribía sobre beber para aprovechar alguna de las horas que le dedicaba». En ‘Sobrebeber’ están recopilado­s ‘Sobre el beber’, ‘El trago nuestro de cada día’ y ‘El estado de tu copa’. Da gusto leer a alguien cuando sabe de qué escribe. Aunque sea de la resaca (en eso se le adelantó Emilia Pardo Bazán). Si los bebedores escriben de beber, los viejos escriben de vejez. Ya sea Simone de Beauvoir o Juana Ginzo. O Rita LeviMontal­cini explicando que el cerebro puede seguir funcionand­o perfectame­nte a una edad avanzada, a diferencia de otras funciones fisiológic­as. Que gracias a la plasticida­d neuronal el cerebro suple la pérdida de células con un aumento de las ramificaci­ones y el uso de circuitos neuronales alternativ­os. Claro que no todos los cerebros han sido los de la vieja Levi-Montalcini, igual que no todas las mujeres de 56 años son como Monica Belluci (pero porque tampoco lo eran con 30).

La crisis de Afganistán ha mandado a paseo la supuesta imagen de eficacia de Biden y su popularida­d se ha hundido (tiene gracia que lo malo para Biden pueda ser bueno para Sánchez). Dan igual los saltitos del fistro americano. No pesan los años, pesa la mediocrida­d asumida y general. Esta gente (de Joe Biden a Boris Johnson, y si quieren nos vamos a Trudeau) no parece estar a la anchura de Occidente.

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