ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
«Ha sido una misión con nudo en la garganta y ojos llorosos»
«Ahora es cuando somos conscientes de que hemos ayudado a salvar vidas», afirma el oficial del Ejército del Aire
Los pilotos españoles aún tenían el ‘trauma’ de esas primeras imágenes de personas agolpadas en torno al tren de aterrizaje del avión estadounidense C-17 Globemaster III: «Era lo que queríamos evitar a toda costa. Aunque nos tranquilizamos al comprobar que la situación de seguridad en el aeropuerto efectivamente ya había mejorado. De todos modos, llevábamos un equipo de seguridad de escolta y teniamos un procedimiento en tierra dejando los motores en marcha, en caso de que hubiera sido necesario despegar con urgencia».
Los vuelos españoles se realizaban cuando las autoridades estadounidenses ofrecían una ventana de oportunidad para aterrizar. Dadas las condiciones orográficas del aeropuerto de Kabul, a elevada altitud, se evitó aterrizar allí con altas temperaturas ya que, precisamente, este era un factor fundamental: «Uno de los peligros que entrañan en sí el aeropuerto de Kabul es su orografía, con una pista a 6.000 pies de altitud (1.800 metros). Cuando hace mucha temperatura hay poca densidad y así el compresor del motor no consigue mover aire para tener potencia. Nuestra intención era llegar lo antes posible para tener menos temperatura, más potencia y poder sacar de allí al mayor número de personas posible».
«Primera luz del alba»
Los vuelos se efectuaban desde Dubái entre las 1.45-2.15h, aterrizando en Kabul, «con la primera luz del alba», sobre las 5.15-5.45h.
Piloto experimentado del avión C-130 Hércules, este militar había pasado ya por tres misiones en Afganistán durante 2012, 2013 y 2014 aterrizando en pistas como Herat, Qala i Nao, Mazar i Shariff, Kandahar o Camp Bastion (base británica en la provincia de Helmand). Desde 2019 lo hace con el nuevo avión de transporte militar del Ejército del Aire, el A400M, que ha demostrado sus prestaciones en una misión de alto riesgo.
Ese era el tercer factor. La posibilidad de que los talibanes o grupos yihadistas como Daesh o Al Qaida pudieran atacar a las aeronaves que aterrizaban o despegaban en el aeropuerto internacional Hamid Karzai.
«Los informes que teníamos de Inteligencia eran al menos tranquiliza