ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

¿El momento de mayor tensión? «Al entrar en la posible envolvente de fuego enemigo, a 1.700 metros de altitud?»

- ESTEBAN VILLAREJO

emperatura en Kabul, armas ligeras y que no hubiera personas que cruzasen la pista del aeropuerto. Estos fueron los tres grandes condiciona­ntes a los que se enfrentaro­n los pilotos del Ejército del Aire que han protagoniz­ado la evacuación de 1.900 colaborado­res afganos y personal español desde la capital afgana hacia Dubái. Luego, la mayoría llegaron a Torrejón de Ardoz (Madrid) en vuelos contratado­s a la compañía aérea Air Europa.

Tres condiciona­ntes con otro gran limitación: el tiempo. «En los primeros vuelos todo debíamos hacerlo en media hora. Es decir, aterrizar, embarcar el pasaje y despegar. Luego, cuando empezamos a cargar más personal, los americanos se dieron cuenta de que eran necesarios unos minutos más, hasta una hora al final. Ha sido una misión a contra reloj».

De este modo relata el capitán José Fernández Prados, piloto de avión A400M del Ala 31, las dificultad­es de la misión de transporte militar en Kabul, que a diferencia de otros vuelos de transporte militar de personal o logísticos, «tenía un componente emocional nunca vivido por nosotros, más acostumbra­dos a una misión rutinaria de aterrizar, cargar y despegar».

TViernes 13 de agosto: aviso

Al capitán Prados, la planificac­ión de la misión le pilló de ‘guardia’ en la base de Zaragoza el 13 de agosto. «Al día siguiente ya intuíamos que volaríamos. El 16 ya me dijeron: "te va a tocar ir allá"».

Una vez cumpliment­ado los permisos diplomátic­os de sobrevuelo y con Dubái como referencia, el operativo español del Ejército del Aire se puso en marcha pudiendo efectuar su primer rescate el 18 de agosto. Fue el día D para los españoles. Y todo salió bien, «aunque solo se pudo evacuar a 53 personas porque las condicione­s a las puertas del aeropuerto impidieron rescatar a más», explica.

En total el Ejército del Aire efectuó 17 vuelos desde Kabul a Dubái, teniendo la base militar Al Minhad como avanzadill­a. De esos trayectos DubáiKabul-Dubái, el capitán Prados, de 37 años y natural de Pedro Muñoz (Ciudad Real), realizó cinco vuelos.

«Conforme aterrizába­mos, veíamos imágenes dramáticas. En el primer aterrizaje me impresionó la cantidad de gente, de afganos, que había a lo largo de toda la pista de más de 3.000 metros. Personas amontonada­s por grupos y decenas de aviones militares aguardando para despegar. Una evacuación masiva», relata al ser preguntado por ese impacto con la tragedia en su primer aterrizaje, el 20 de agosto, en el que era el segundo vuelo del Ejército del Aire en Kabul.

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