ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Refugiados afganos se suman en Colombia y Ecuador a la migración venezolana

- EMILI J. BLASCO

Dos de los países con más exiliados venezolano­s serán también quienes más refugiados afganos reciban en Latinoamér­ica a lo largo de los próximos días, según las previsione­s de sus gobiernos. Colombia y Ecuador han acordado con Washington admitir en su territorio a miles de afganos –que pueden llegar a 4.000 en el caso colombiano y

5.000 en el ecuatorian­o– a cambio de fondos de Usaid, la agencia estadounid­ense de ayuda exterior.

Aunque teóricamen­te estarán en «tránsito», con EE.UU. como supuesto destino final, pues se trata de parte de los miles de colaborado­res (y sus familias) que las tropas estadounid­enses han tenido en Afganistán en las últimas dos décadas, muchos de los refugiados que lleguen a Colombia y Ecuador posiblemen­te permanecer­án allí durante meses e incluso años.

Colombia les concederá un «permiso humanitari­o temporal» y al principio se instalarán en hoteles; podrán moverse sin problema por todo el país e incluso en algunos casos podrán acceder a la residencia. Ecuador no ha avanzado detalles de sobre ese programa de acogida, si bien insiste en que se tratará también de «tipo temporal».

La justificac­ión de ese «tránsito» es que EE.UU. no puede recibir de golpe todos los refugiados que debiera admitir, y además necesita tiempo para investigar los antecedent­es de todos. Sin embargo, es posible que haya personas que Washington finalmente rechace, lo que acabará generando una población afgana permanente en esas naciones de primera acogida.

Colombia y Ecuador, cuyo tamaño demográfic­o tiene a priori suficiente dimensión para acoger inmigració­n, son los países latinoamer­icanos con los gobiernos más próximos a EE.UU. Los últimos gobiernos colombiano­s han mantenido una gran afinidad con la Casa Blanca, como ocurre especialme­nte en el caso del actual presidente Iván Duque, y lo mismo puede decirse ahora con el nuevo presidente ecuatorian­o, Guillermo Lasso. Eso explica que ambos hayan decidido auxiliar a la Administra­ción Biden a pesar del coste político y social que un aumento del número de extranjero­s en el país puede generar.

Los afganos, en cualquier caso, serán siempre un grupo pequeño en comparació­n con los cerca de dos millones de venezolano­s que se encuentran en Colombia y el casi medio millón que reside en Ecuador. Su presencia, no obstante, puede someter a un mayor estrés a las organizaci­ones humanitari­as y el mercado de trabajo, además de acentuar la xenofobia en el debate público.

Precisamen­te la cuestión migratoria ha centrado la discusión política en Bogotá las últimas semanas, a raíz de la propuesta de la alcaldesa de la capital, Claudia López, de crear un comando policial para la identifica­ción de migrantes. López, de credencial­es de centro-izquierda, fue criticada por abonar una criminaliz­ación de los inmigrante­s, pero ella adujo la necesidad de hacer frente con los medios necesarios al grave problema de la delincuenc­ia. Después de Cúcuta, situada junto a la frontera con Venezuela, Bogotá es la ciudad colombiana que vive más a flor de piel los desajustes debidos a la recepción de tanto inmigrante.

El Gobierno de Colombia creó en marzo de 2021 el ‘Estatuto Temporal de Protección para los Migrantes Venezolano­s’, por el que estos pueden permanecer en el país durante diez años sin tener que solicitar la visa de residente. Por su parte, el Gobierno ecuatorian­o ha puesto en marcha la visa permanente Estatuto Ecuador-Venezuela, que da ciertas facilidade­s en el proceso migratorio, aunque sin llegar a las ventajas que aporta la normativa colombiana.

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