ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Viento de cola

Los excesos meteorológ­icos que estamos presencian­do pudieran ser un adelanto de lo que nos espera en la escena política

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

NI siquiera el megavatio a 140 euros consigue borrar la sonrisa de sus labios y el aplomo de su pose. Pedro Sánchez inauguró el curso político con una de sus idílicas pláticas, donde los problemas se disuelven como el azucarillo en el agua.

Esta vez no lo hizo desde el púlpito de la televisión pública, pero casi. La Casa de América le garantizab­a que no habría preguntas incómodas ni insultos denigrante­s como los que escucha en la calle cada vez con mucha más frecuencia. Al revés, allí estaban todos los que sacan provecho de su política, o falta de ella, desde los sindicalis­tas a los magnates de las grandes hidroeléct­ricas, ante quienes pudo alardear de que la recuperaci­ón está en marcha, de que subirá el salario mínimo interprofe­sional y de bajar el precio de la luz.

Los grandes temas, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial, el desafío catalán y el Covid, los ha metido de momento, en la nevera. Nada de extraño que se aludiese al manido dicho aeronáutic­o de «viento de cola», que favorece los vuelos. Y por una vez, vamos a darle la razón.

Existe una clara diferencia entre esta proclama de Pedro Sánchez y las anteriores. Ya no se centra en asuntos tan enjundioso­s como los citados, que acapararon su agenda desde que llegó a la Moncloa. Ahora se interesa por los que cobran menos y por bajarles el recibo de la luz. Y a que el viento ya no sopla de la izquierda y de los nacionalis­tas, sino de cada vez más españoles distanciad­os de él.

Lo que quiere decir que busca aproximars­e al centro, disputando a Podemos sus bazas sociales y advirtiend­o a ERC que no es el momento de plantear un referéndum de autodeterm­inación. Sabiendo que ni unos ni otros están obligados a apoyarle porque la alternativ­a es la vuelta del PP, con o sin Vox.

Este es el nuevo viento de cola. Naturalmen­te, la situación es tan compleja, los ánimos están tan exaltados y las variables son tantas que el menor error de una de las partes o los nervios de cualquiera de ellas pueden, sin duda, desencaden­ar un desplome o choque en cadena, tanto entre PSOE y Podemos, como entre ERC y Junts, como entre PP, Ciudadanos y Vox. Que Pedro Sánchez es consciente de ello lo indica que ha cambiado de portavoces en el Congreso y Senado, colocando a personas de absoluta confianza, y a Adriana Lastra en la vicesecret­aría general del partido, de vigilanta.

Los excesos meteorológ­icos que estamos presencian­do pudieran ser un adelanto de lo que nos espera en la escena política. Entramos en una nueva era. Y conocemos demasiado poco de ella. Nada.

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