ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Las lluvias torrenciales dejan un desastre anunciado de lodo y agua
Los expertos piden que el urbanismo se adecúe a los eventos extremos, que serán más frecuentes por el cambio climático
Minero de España (IGME-CSIC) era profesor de Hidrología en la Universidad de Castilla-La Mancha, en Toledo. En esa época ya dirigió un trabajo de fin de carrera de una alumna sobre el riesgo de inundación del arroyo de la Rosa, el mismo que el pasado miércoles se desbordaba en el barrio de Santa Bárbara y en el camino hacia el Polígono, atrapando los coches a su paso. «Dijimos que los drenajes bajo la autopista eran totalmente insuficientes. ¿Y qué hemos hecho en estos 20 años? No nos podemos extrañar de cosas que se saben que van a ocurrir», dice ahora.
Las alertas meteorológicas de este episodio concluyen hoy, pero para el investigador del IGME estos avisos no son suficientes. También hay que saber por dónde va a circular el agua. «Si tenemos construidas las casas en zonas inundables y las canalizaciones mal hechas, de poco sirven las alertas». Los daños van a seguir produciéndose. Por ello, insiste, es necesario que España adecue su urbanismo a un aumento de la magnitud de estos eventos, que pueden darse en todo el territorio, como ha demostrado esta DANA que ha azotado a Castilla-La Mancha, Cataluña, Navarra, Aragón, Madrid y Comunidad Valenciana, a las que ayer se sumaron también Murcia.
Destrozos
Los 40 l/m2 caídos entre las 9.00 y las 9.30 horas en Águilas (Murcia) desbordaron ayer las ramblas e inundaron las calles, mientras que en la ciudad de Valencia quedaron dañadas algunas fallas que ya estaban en las calles. En Manacor (Mallorca), dos turistas alemanas de 23 y 25 años que se bañaban de madrugada en medio de un fuerte oleaje murieron ahogadas.
También Alcanar (Tarragona) amaneció ayer devastado. Un imponente aguacero dejó 232 litros en la localidad, más de la mitad de las precipitaciones de un año (490 l/m2). «Parecía que se acababa el mundo», recordó ayer su alcalde, Joan Roig, y su homólogo en San Carlos de la Rápita, Josep Caparrós, a RAC1.
Milagrosamente no se registraron heridos en la localidad tarraconense, pero sí hubo, y en cantidad, daños materiales. Allí todavía quedaban decenas de coches encastados y restos de lo que en su día fueron terrazas en primera línea de mar. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, aseguró que el Govern dará ayudas a los afectados «don