ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El misticismo de Asia llega a Marvel
Con ‘Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos’, el director Destin Cretton introduce la mitología china en el universo cinematográfico de Marvel al tener como protagonista a un superhéroe que domina las artes marciales. La película sigue la historia de Shang-Chi, interpretado por Simu Liu, cuya primera aparición en un cómic fue en los años setenta. El personaje tiene una vida normal en San Francisco cuando un día un grupo de sicarios trata de robarle un obsequio que su madre le dio cuando era joven. Junto a su amiga Katy (Awkwafina), va en busca de su hermana Xialing para advertirle que corre peligro. Shang-Chi tendrá que volver a su hogar y a sus raíces asiáticas al verse atraído por la misteriosa organización de su padre.
El actor que da vida al padre de Shang-Chi es el titán de Hong Kong Tony Leung, que se mueve en pantalla con una gracia imposible. Su personaje es un señor de la guerra y portador de esos brazaletes ‘tolkienescos’ que lo han hecho inmortal. Es la última encarnación del mandarín, concebido en 1964 por Stan Lee y Don Heck como un malvado Fu Manchu que gira el bigote, aunque sus representaciones más recientes se han alejado del estereotipo asiático. Conseguir a Leung equivale a una ingeniosa proeza de reclamo para el mercado asiático, porque a este notable actor se le conoce, a sus 59 años, como el Clark Gable de Asia. «Me ha costado debutar en Hollywood, pero soy admirador de las películas de Marvel. Mis favoritos son Iron Man y Deadpool», reveló el actor.
«Shang-Chi cobró vida gracias a los grandes fanáticos del cine de Kung Fu que pusieron al personaje en el centro de una trama de espionaje que estaba muy de moda por aquel entonces tras el lanzamiento de la película de artes marciales ‘Operación Dragón’ de Bruce Lee», indicó el productor Jonathan Schwartz.
Para su director, el filme encapsula muchas de las cosas en las que cree: «Yo he sido asistente en un hogar para adolescentes en riesgo. Me atraen aquellas historias que combinan humor, optimismo, pero sin alejarme de la oscuridad muy real que hay en otros y el dolor que experimentamos como huma - nos».