ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Arévalo y el Comando G
La ofensa contemporánea no depende tanto del ánimo de ofender como del de ser ofendido
Hace unos días estuvo Arévalo en el ‘Deluxe’ para contar, vía polígrafo, su ruptura con Malena Gracia. Arévalo, que iba con gorra, bigote daliniano y gafas de sol, como si no quisiese ser reconocido, hizo lo que se tiene que hacer en un polígrafo, no mentir, pero cometió un desliz que lo mandó directo a la pira del ‘trending topic’. Arévalo habló de ‘ hombres de verdad’ para referirse a los hombres que miraban a Bertín Osborne sin deseo, pero con admiración. Esto del hombre de verdad lo cantaba Alaska cuando Dinarama, pero dicho por Arévalo provocó la ira de los colaboradores y hasta hubo quien sacó a relucir el asesinato del joven Samuel. ¿Arévalo homófobo? Él se defendía: «Tengo dos primos homosexuales». Pero esto encendió más la hoguera. ¡Lo estás arreglando, Arévalo! «No pretendía ofender», y al repetir esto incurría en un candor descacharrante: la ofensa contemporánea no depende tanto del ánimo de ofender como del ánimo de ser ofendido.
Quedó claro después del programa que los chistes de Arévalo, los de gangosos, los de andaluces, pero sobre todo los de mariquitas ya lo tendrían muy difícil en televisión o en cualquier sitio. Se nos dibujó así un límite del humor: el chiste de mariquitas. El chiste de mariquitas de Arévalo sería ¿odio? ¿homofobia? Sería casi como reírse de Mahoma. Tendría un algo charliehebdoniano de límite y riesgo.
No parece que del clásico mariquita se pueda reír nadie ya, ciertamente no sería muy gracioso y, sobre todo, no sería correcto, aunque se permiten otras formas de humor. Netflix estrena ahora ‘Comando Queer’, que bien podría haberse traducido ‘ bumeriana’ y puretamente como Comando G. Se trata de una serie de animación para adultos sobre un agente de la inteligencia americana, una especie de Jack Ryan gay, que monta un grupo de élite formado por personas LGTBI.
Es un ‘Archer’ gay con momentos graciosos y profusión de estereotipos. Hay un personaje (Twink) transformista, de mucha y ostentosa pluma, que si lo hiciera Arévalo quizás ofendería, pero que en el universo ‘gay friendly’ de Netflix podrá ser hasta celebrado.