ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Objetivos: la Corona y la Justicia

La izquierda y el nacionalis­mo independen­tista ya no ven al Ejército como obstáculo a su planes de cambiar la vieja España

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

I los grandes objetivos a batir por la izquierda el pasado siglo fueron la Iglesia y el Ejército, en lo que llevamos de éste son la Corona y la Justicia. Aunque en el siglo anterior, el XIX, parte del Ejército, sobre aquella que había combatido la invasión francesa, adoptó una actitud populista más que liberal –excepto en cuanto se refería al carlismo, por razones obvias– el resto permaneció fiel a la línea conservado­ra, acentuándo­se en el siglo XX bajo el franquismo que lo convirtió en «salvador de la patria».

En cuanto a la Iglesia, recuerden que dio a la Guerra Civil la categoría de « cruzada » y la de «mártires» a los miles de sacerdotes fusilados por cualquiera de las facciones radicales que constituía­n la España Republican­a.

Recuerden también la renuencia de los partidos de izquierda a dar el voto a las mujeres, por considerar que podían ser influencia­das por sus

Sconfesore­s. Error como una casa, ya que las mujeres españolas han demostrado, sin decirlo, que saben tomar en todo tipo de circunstan­cias sus propias decisiones sin consultar a nadie, el marido incluido.

Que mucho ha cambiado nuestro país en el nuevo siglo –y puede que nosotros mismos sin darnos cuenta– lo demuestra que tanto la izquierda, como el nacionalis­mo independen­tista, ya no ven al Ejército como obstáculo a su planes de cambiar la vieja España, posiblemen­te porque el fracaso estrepitos­o de Tejero fue la mejor vacuna contra el golpe militar.

El Ejército español actual, formado en la obediencia al poder civil y curtido en los más distintos escenarios en defensa de la democracia, no obedecerá otras órdenes que las del Poder civil, que es el Rey, no por vestir uniforme, sino por señalarlo la Constituci­ón. De ahí que el fuego se concentre en el Monarca. No en el emérito, sino en el actual, que ha mostrado su decidido compromiso con la unidad de España y la defensa de su modelo de Estado. Apuntan al padre, pero disparan por elevación contra el hijo, pues el objetivo es la institució­n, la Monarquía.

De ahí que necesiten controlar también la Justicia, ya que Don Juan Carlos ni siquiera ha sido no ya procesado, sino ni siquiera imputado. Pero se da a entender que pudo incurrir en delitos contra Hacienda, blanqueo, cohecho y tráfico de influencia­s. Sin tener para nada en cuenta el principio de la presunción de inocencia, que parece haber desapareci­do del mundo judicial español. Una razón más para no entregar a los políticos el gobierno de los jueces, tal como insiste el actual gobierno, su séquito de palmeros y su reata de pesebrista­s, porque lo que ellos ganen lo perderemos nosotros.

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