ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Occidente, pendiente de las inminentes elecciones marroquíes, el yihadismo libio y las luchas de poder tunecinas
ibia, Túnez, Argelia, Marruecos, el Sahara occidental, Mauritania, el occidente geográfico del mundo árabe, el Magreb –‘el Poniente, el lugar donde se pone el sol’ en lengua árabe– están en primera línea de inestabilidad islamista tras la caída de Afganistán, proyectando sobre España y toda la Europa mediterránea la sombra de amenazas inquietantes, de la inmigración no deseada al terrorismo.
Iyad Ag Ghaly, el líder del Grupo de apoyo al islam y los musulmanes, una coalición de bandas y organizaciones islamistas relacionadas con Al Qaida
Len la inmensa zona desértica del Sahel, fue uno de los primeros en reaccionar a la caída de Kabul: «Rindamos homenaje y tomemos enseñanzas del nuevo ‘emirato’ islámico de Afganistán, tras la retirada de las tropas invasoras de los EE.UU. Es el fruto final de muchos años de combate». La reacción de Ag Ghaly es altamente simbólica por muchas razones: el personaje, maliense de nacimiento, ha consagrado toda su vida a la lucha armada contra Francia (gran potencia tutelar en el Sahel occidental, donde ha tenido desplegados más de 5.000 soldados, desde 2014). Lleva muchos años en contacto con todas las familias del islamismo subversivo, en África, Oriente Próximo y Afganistán, transitando, desde Malí al Líbano, por Libia, el peón más frágil e inestable de todo el Magreb.
En Libia, la instauración de un régimen islamista en Afganistán ha sido percibida como un «indicador de tendencia» por un Gobierno que se encuentra en situación precaria e inestable. Entre 2014 y 2020 el país vivió una guerra civil parcialmente inconclusa, con el Gobierno acosado por todas partes y, en particular, por las bandas islamistas del este del país, donde en 2014 se creó el autodenominado Estado islámico de Libia con el objetivo concreto de instaurar un ‘califato’ islámico en todo el Magreb. Este grupúsculo libio forma parte del archipiélago subversivo de Daesh.
En la ciudad libia de Zliten se encuentra la legendaria mezquita Al-Asmariya, presentada oficialmente como Universidad de Ciencias Islámicas, uno de los grandes centros del islam sufí, comparable a la mezquita Al Azahar, en El Cairo, o la Gran mezquita de Oujda en Marruecos.
Libia es, al mismo tiempo, un coladero de inmigrantes e islamistas africanos y una base de operaciones yihadistas. Mucho antes de la caída de Afganistán, el investigador Jesús A. Núñez