ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Reproches a Biden por parte de los familiares de estadounid­enses caídos en combate

El padre del primer muerto en Afganistán siente «vergüenza» por el repliegue

- D. ALANDETE

Victoria islamista en Afganistán

Para Johnny Spann no podía haber un final más amargo para una guerra que ha devorado tantas vidas y ha requerido tantos sacrificio­s por parte de Estados Unidos. El primero, el de su hijo. Mike Spann, un veterano del Marine Corps convertido en agente de la CIA que fue la primera víctima norteameri­cana en combate en la guerra de Afganistán, a la que Joe Biden puso fin el 30 de agosto con la retirada final de todos los soldados.

Lo primero que Spann lamenta es el abandono de esos afganos, a los que ha visto en vídeos corriendo para aferrarse a un avión, agolpándos­e a las puertas del aeropuerto de Kabul, muertos en un atentado, otro, de Daesh (Estado Islámico) durante la evacuación. «Esa gente nos ayudó. No podríamos haber hecho las cosas que hicimos en Afganistán sin la ayuda de esos afganos. Les hicimos una promesa, y no la hemos cumplido, les estamos dejando abandonado­s», dice Spann a ABC desde su casa en Alabama.

Hace 20 años, su hijo, Mike Spann, se comunicó con él días antes de morir desde Afganistán, contándole que estaba convencido de que estaba tras la pista de Osama bin Laden, el autor intelectua­l de los atentados del 11-S, ocurrido apenas dos meses antes. Eran los primeros días de la guerra contra el terrorismo, y la invasión de Afganistán estaba siendo un éxito. Los talibanes acababan de caer. La misión se antojaba rápida. Sólo faltaba hallar a Bin Laden, que es en lo que estaban la CIA y Spann hijo.

A finales de noviembre de 2001, Johnny Spann recibió la devastador­a noticia de que su hijo había muerto el 25 del mismo mes durante un motín en un cuartel en el que había estado interrogan­do a extremista­s, en Qalai-Jangi, cerca de Mazar-e Sarif. Tenía 32 años, y dejaba una mujer y tres hijos. Está enterrado en el cementerio militar de Arlington, a una corta distancia de la Casa Blanca.

Hoy Johnny Spann está convencido de que el sacrifico de su hijo y todos los caídos en combate estadounid­enses después estuvo justificad­o, a pesar de que los talibanes estén de nuevo en el poder. «Mantuviero­n este país seguro 20 años, porque tras el 11-S no ha habido más atentados terrorista­s en América. Vencieron a Al Qaida, dominaron a los talibanes, y finalmente Osama bin Laden cayó», dice. Efectivame­nte, el líder de Al Qaida murió en 2011, en una operación de las fuerzas especiales en Pakistán. El problema, asegura Spann, es que el ahora presidente se ha rendido. «Pero se ha rendido él, porque América no ha sido derrotada», asegura.

«Biden miente»

El día en que Spann habló con ABC, el pasado 31 de agosto, el presidente Biden acababa de dar un enardecido discurso a la nación defendiend­o la salida de Afganistán y el modo en que la ha ejecutado. Dijo Biden que él se limitó, además, a cumplir los consejos de los generales, que le recomendar­on una salida de Afganistán inmediata y rápida. «No iba a permitir que esta guerra fuera eterna, y que la salida fuera eterna», señaló el presidente. A Spann no le convenció. «Es incomprens­ible. Y he de decir que me parece vergonzoso el modo en que se ha hecho. Primero, sin sacar de allí a los americanos. Y miente, porque sabemos que los generales no le aconsejaro­n hacer las cosas así». EE.UU. ha extraído a 6.000 ciudadanos suyos de Afganistán y ha dejado atrás a un centenar, según estima la Casa Blanca.

Biden lleva siempre en el bolsillo de la americana un papel con las cifras de los soldados muertos en combate en Irak y en Afganistán. Este último número creció hasta los 2.461 tras el atentado yihadista en Kabul del 26 de agosto, en el que murieron 13 uniformado­s de EE.UU., además de 180 civiles afganos. El presidente fue a la base aérea de Dover a recibir sus restos y allí algunos de los familiares le increparon, diciéndole que es responsabl­e de las muertes por el modo caótico en que se ha completado el repliegue.

Spann está convencido, sin embargo, de que a pesar de lo que dice Biden, esta guerra no ha acabado. «Sigue habiendo grupos terrorista­s, que nos atacarán cuando puedan, donde puedan –afirma–. Lo que ha pasado ahora es que hemos cedido un terreno que habíamos ganado, pero esa guerra aun la tenemos que seguir luchando».

Lo cierto es que tras la decisión de Donald Trump de poner fin a la guerra de Afganistán ya no queda un frente abierto donde las tropas estadounid­enses estén en combate directo. Hay 2.500 soldados que se replegarán de Irak a final de año y 900 en Siria en una misión contra Daesh. Según la Casa Blanca, la prioridad ahora serán operacione­s antiterror­istas. Lo más probable es que se ejecuten con ‘drones’, o aviones sin tripulació­n.

«El sacrificio valió la pena porque no ha habido otro atentado en América desde el 11-S», dice a ABC Johnny Spann

para el levantamie­nto de las sanciones económicas impuestas al régimen y que acusara a la oposición de ser la culpable de la miseria, hambruna, hiperinfla­ción y la falta de vacunas contra el Covid-19.

Discusión subida de tono

Las delegacion­es del régimen de Nicolás Maduro y de la oposición que lidera Juan Guaidó se reunieron ayer de nuevo en el hotel Sofitel de Ciudad de México, después de que la sesión de apertura de esta segunda ronda de conversaci­ones se prolongara hasta altas horas de la noche del viernes.

El grupo chavista, encabezado por Jorge Rodríguez, y el opositor, con Gerardo Blyde al frente, sostuviero­n un intenso debate con insultos proferidos por los representa­ntes de Madu

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// ABC Mike Spann en Afganistán antes de morir
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